Es mucho + que hablar
Igual no te has dado cuenta, pero te pasas la vida hablando en público. Lo que pasa es que realizar presentaciones ante un grupo de personas, aunque los conozcas desde hace mucho, ya es OTRA COSA.
A lo largo de tu vida académica y en tu trayectoria profesional futura, sea cual sea tu camino, tendrás que enfrentarte a ello, es así...
La cuestión es que esto, como casi todo, se puede aprender...el orador no se nace, se hace: existen claves para abordarlo y tod@s podéis dominarlas.
Presentar implica, sobre todo, construir una historia y saber contarla.
Debes convencerte y convencer a tu público de que vas a transmitir una gran idea, con un punto de vista propio, con una lógica argumental fácil de seguir, con el detalle justo y necesario.
Tienes que saber ponerte en los zapatos de la audiencia para entender el reto y vencer su posible resistencia - ¡y la tuya! -.
Porque hablar en público es mucho más que hablar… Es expresar nuestras ideas y emociones, convencer, disuadir, motivar, poner en valor, aclarar, ayudar a tomar decisiones, inspirar.
Hay tener en cuenta que aprender a hablar en público es algo que lleva tiempo, trabajo y dedicación, pero que al final, engancha. Hay que poner pasión en lo que estamos haciendo, porque vamos a disfrutar: Aprender a utilizar mejor la voz y el cuerpo, tenemos que obtener información, seleccionarla, conocer el valor de las palabras y los recursos con los que contamos para transmitir nuestro mensaje y luego, preparar muy bien:
• La construcción del discurso
• La presentación final
No te engañes, todos sentimos eso. Sabemos que el miedo y los nervios, provocan diferentes sensaciones: Corazón acelerado, respiración rápida, “pinchazos” en el pecho, dolor de tripa, temblor en manos y piernas, sudor excesivo, tensión en los músculos, pensamientos negativos como “no puedo”, “se van a reír de mí”, “me voy a quedar en blanco”, nuestra propia inseguridad, la falta de confianza...
Nuestra mente siempre interpreta el reto al que nos enfrentamos y a veces lo consideramos una amenaza demasiado grave, cuando en realidad, no lo es.
Vamos a intentar reunir aquí algunos pequeños consejos para afrontar cada uno de esos miedos para que comprendáis que el objetivo no es que desaparezcan, sino aprender a gestionarlo y a enfocar mejor nuestro fin: ENCONTRAR AL ORADOR QUE LLEVAS DENTRO
Estos enlaces, te ayudarán en el camino: