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Visor

EULER

Seguramente no será nada nuevo para ti oír hablar de Leonhard Euler como uno de los más grandes matemáticos que ha dado la historia.

Célebres son sus contribuciones en todos los campos de las matemáticas conocidos hasta su época, destacando de manera especial sus múltiples fórmulas, las constantes que llevan su nombre, el origen de la teoría de grafos, e incluso la que está considerada como la fórmula más bella de las matemáticas.

Lo que puede que desconocieras de este genio, es que tuvo grandes problemas de visión durante gran parte de su vida.

Todo comenzó cuando Euler tenía 28 años y pasó unas fiebres muy altas que casi lo matan. Entre estas fiebres y sus exhaustivos trabajos en cartografía, al poco tiempo perdió la visión casi total de su ojo derecho. Tan solo podía distinguir trazos muy anchos con él.

Durante su estancia en Berlín (que duró 25 años), Euler fue diagnosticado de unas cataratas en su ojo izquierdo que le hicieron perder la visión total de ese ojo, y por lo tanto quedarse prácticamente ciego. Se cuenta que Federico el Grande, Rey de Prusia, se refería a él como “el cíclople”.

Más tarde sufrió una operación que le hizo recuperar un alto porcentaje de su vista, pero la alegría duró poco porque unos meses después volvió a recaer, y esta vez ya de manera definitiva, se quedo totalmente ciego.

Leonhard Euler no podía ver nada (o prácticamente nada) durante sus últimos 17 años de vida, pero este hecho no consiguió detener su carrera matemática.

Gracias a su grandiosa memoria (se cree que tenía lo que hoy se conoce como memoria fotográfica) y su capacidad innata para el cálculo mental, pudo seguir con sus estudios de matemáticas dictando a sus colaboradores y a su hijo mayor todos sus hallazgos.

Ni la ceguera pudo detener a este indudable genio de legar a la humanidad una de las mayores producciones matemáticas que se han conocido.