El pasado 15 de marzo de 2016 se materializó en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional de Música de Madrid el concierto del proyecto educativo Adoptar un Músico con la denominación de “Beethoven, un creador de hoy”, en el que volvió a brotar la magia que subyace tras uno de los números que tanto significado ha tenido y tiene para muchas disciplinas,  por supuesto para la Música, que no tardó en reservarse un  lugar.

   Nos estamos refiriendo al tres. No sabemos si las musas ligadas a las artes tuvieron participación en la selección de los intérpretes pero está claro que algo hubo para que,  tal y como propuso Dª Ana Hernández, directora del proyecto y redactora de las notas del programa de mano, tres fueran los grupos de alumnos de la etapa de Secundaria convertidos en músicos, tres los profesores de la Orquesta Nacional, tres jóvenes pianistas estudiantes de dos Conservatorios Profesionales de Música de nuestra ciudad y, por si fuera poco, tres el número del concierto beethoveniano, la obra seleccionada fue el Concierto para piano y orquesta núm. 3, en Dom, opus 37, y también el de movimientos de que consta su partitura, siguiendo el modelo de los conciertos clásicos.

    El resultado de tanta conjunción fue sobresaliente. Todos los intérpretes brillaron a una altura considerable consiguiendo que la figura del genial músico estuviera presente y que su faceta creativa, impregnada en todo el proceso, quedara también patente.

     Cuando una de las profesoras de Música de Secundaria implicada en esta aventura escribe las siguientes líneas, creemos que este tipo de proyectos aportan a la enseñanza una calidad que nos debiera, cuando menos, hacer reflexionar:

“Tan sólo existe un verdadero aprendizaje...y es a través de la emoción.

Aún perdura en mi cuerpo la vibración intensa de las notas que, resultado de muchas horas de trabajo en equipo, ayer surcaron el tiempo y el espacio del Auditorio Nacional de Madrid.
Cuando allá por octubre decidí participar en el proyecto Adoptar un Músico y conocí el fabuloso trabajo que se desarrolla desde hace años por parte de la sección pedagógica del Auditorio, de manos de gente como Ana Hernández en colaboración con el departamento de Artísticas del CRIF de las Acacias...pensé que sería imposible... Nos tocaba ejecutar el concierto n° 3 para piano y orquesta de Beethoven.  
Tras meses de trabajo y esfuerzo...de creación  y nervios...de risas y bajones...ayer lo hicimos...

Tocamos desde el amor a la Música, a la creación conjunta por parte de tres centros con alumnos de 3° y 4° de Secundaria que subidos a un escenario magnífico, y arropados por músicos de primera categoría demostraron al mundo y a sí mismos que sí se puede... Qué la Música es lenguaje universal y necesario y que no hace falta más que amar lo que se hace para dignificar el trabajo que desde el aula con mucho ahínco se genera a diario.
Ayer me emocioné al escuchar y mirar a estos jóvenes artistas creando de la nada un todo maravilloso...y fue el bálsamo necesario para cientos de sinsabores que a veces esta profesión nos regala también.
Comprendí que yo sólo soy una mediadora... Y con toda la humildad del mundo...la que más ha aprendido estos días intensos he sido yo... 
Estoy profundamente agradecida...
Porque mi trabajo es maravilloso y soy muy afortunada.

Si alguna vez flojeo recordarme el día de ayer...y sólo el brillo de sus ojos mirándome en el escenario... Sus sonrisas cómplices... Guiños para cada entrada a tiempo...me devolverán las fuerzas...
Hoy en clase me decían... "Profe...y ¿ahora que montamos?"

O cuando profesores que desconocen los entresijos de estos proyectos acuden al concierto que les pone el broche de oro, sin tener muy claro lo que pueden llegar a escuchar, escriben lo siguiente, qué más podemos añadir:

“Sin emoción no hay aprendizaje”.

También soy profesor, no de Secundaria ni de Bachillerato, sino en la Universidad. Muy cerca ya de la retirada, pero sigo aprendiendo. Y recientemente he aprendido que nuestra tarea fundamental es emocionar a los alumnos al mismo tiempo que intentamos enseñarles a pensar o a expresarse,  y mientras les transmitimos algunos conceptos de Ciencias Sociales, Lengua, Matemáticas, Lógica o Sistemas Operativos. Tarea bien difícil. Pero no hay que arrojar nunca la toalla.

Soy melómano desde abril de 1970 y salgo de cada concierto flotando. No importa que no sean grandes orquestas o grandes solistas, lo importante es que detrás de las notas haya alma, emoción.

Y me apena ver salas medio vacías en conciertos muy atractivos y muy asequibles de precio. Ayer la sala de cámara del Auditorio Nacional, tan acogedora, estaba muy vacía (7€) y la mayoría del público eran familiares de los alumnos participantes. Podían haber hecho lo mismo en el salón de actos de cualquiera de los institutos participantes. ¡Cuánto más emocionante hubiera sido para ellos encontrarse con la sala llena!

Creo que uno de los grandes problemas de la música clásica es la falta de difusión. El problema de la educación musical en los colegios e institutos habéis demostrado con creces que se puede salvar con vocación y entusiasmo. Los Teatros del Canal hacen una muy buena publicidad de sus actividades musicales, (que además son muy originales en muchos casos) y es difícil conseguir entradas.

Se me ocurren algunas formas de dar a conocer actividades de este tipo:

- En el Auditorio Nacional, en las mesas que hay en los vestíbulos de ambas salas suelen dejar una especie de tarjetas anunciando próximos conciertos. Te adjunto un par de ellas.

- Los viernes algunos diarios editan un suplemento con las distintas actividades de la semana que empieza ese viernes: cine, teatro, música, arte, comer, etc: Guía del Ocio, con El País; Metrópoli con El Mundo, … Ahí se podría intentar poner de forma destacada iniciativas de este tipo.

- Intentar que apareciera alguna noticia en algún informativo que a veces no saben cómo llenar, o en programas tipo España directo.

- Y me imagino que habrá muchas páginas web en que los profesores de instituto compartáis vuestras experiencias educativas...

- No estaría de más intentar hablar con Antonio Moral, un entusiasta de la música clásica y muy buen gestor. Actualmente es el director musical del CNDM, Centro Nacional de Difusión Musical, y responsable de la muy buena programación de la mayoría de los conciertos del auditorio. O contactar con algún responsable de la OCNE, Orquesta y Coro Nacionales de España.

- Por mi parte no mucho puedo hacer. Mantengo un grupo de wasap, “Conciertos”, en el que comparto sensaciones de algún concierto con mis conocidos amantes de la música clásica, informo de conciertos que pueden ser muy interesantes y que muy posiblemente queden escondidos, ….

   En fin. De nuevo enhorabuena por el estupendo concierto del que disfruté ayer tarde”

   No puede cerrarse esta breve crónica sin una tercera adición, vuelta de nuevo al número 3. En este caso, la de una de las protagonistas, una alumna intérprete de uno de los centros participantes, quien tras hacer una detallada descripción de cómo vivió el proyecto, concluye manifestando:

“Esta experiencia me ha gustado mucho y nunca la voy a olvidar”