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Convivencia desde el currículum

De las siete competencias clave definidas en el actual ordenamiento jurídico de nuestro sistema educativo, sin duda la competencia social y cívica parece la más ajustada a las responsabilidades de los centros educativos para desarrollar prácticas educativas equilibradas que permitan proporcionar sus objetivos y contenidos de manera que la convivencia y el clima social subrayen y consoliden su relevancia y pertinencia en los proyectos y planes educativos.


No obstante, debe considerarse el papel esencial que tiene la mejora de la convivencia como concepto y experiencia personal y social en el desarrollo de acciones educativas para el desarrollo del resto de las competencias clave. Porque todas ellas pueden verse favorablemente condicionadas desde la consideración de la promoción de la convivencia pacífica como un motor estratégico, procedimental y metodológico en el día a día en las aulas, entre programaciones, temarios, proyectos de trabajo y formas de entender la acción educativa.


En este contexto, la idea surge pues con fuerza. ENSEÑAR Y APRENDER desde la configuración de modelos de acción didáctica en los que convivir, compartir, construir juntos se convierte en el auténtico motor de cada experiencia.