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Visor

MODERNISMO Y 98

TEMA 1. MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98.

            A fines del siglo XIX España está inmersa en una profunda crisis. La Gloriosa (1868) fracasó y llegó el desencanto. La Restauración (1875) no fue capaz de paliar los graves problemas. España pierde Cuba, Filipinas y Puerto Rico en el llamado Desastre del 98. La crisis se convierte en social, cuyo máximo exponente de violencia fue la Semana Trágica de Barcelona (1909). Llegará después la dictadura de Primo de Rivera (1923) y la segunda República (1931), que encontró todo tipo de obstáculos. España se despeña entonces en la Guerra Civil (1936-1939).

A fines de siglo XIX en Europa e Hispanoamérica surgen movimientos de tipo disidente e inconformista fruto de la crisis de la conciencia burguesa. Nacen en el seno de la burguesía pero son de signo antiburgués. En la literatura cunden se busca la renovación y se oponen a las tendencias vigentes (realismo, naturalismo, prosaismo poético...).

En un principio se llamó “modernistas” a los jóvenes escritores movidos por este deseo de renovación, pero con el tiempo el término fue reservándose a aquellos, especialmente poetas, que encauzan su inconformismo en la búsqueda de la belleza, lo raro, lo exquisito. Otros escritores, fundamentalmente prosistas, dan especial cabida en su temática a los problemas del momento histórico y recibieron el nombre de Generación del 98, término muy discutido. Reclamaban una regeneración de España y buscan grandes cambios políticos y sociales, por medio de la educación generalizada y aportando una nueva visión crítica. Es lo que conocemos con el nombre de Regeneracionismo. Modernismo y Generación de 98 buscan una renovación estética. No son movimientos contrapuestos, aunque presentan diferencias, y algunos autores participaron de ambas corrientes. Con ellos comienza la Edad de Plata de las letras españolas.

Podemos definir el Modernismo literario como un movimiento de ruptura con la estética vigente que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental llega hasta la Primera Guerra Mundial.

Arranca en Hispanoamérica, que en principio rechaza la tradición española (a excepción de Bécquer) tomando como modelo la literatura francesa:  los grandes románticos y dos movimientos claves: el Parnasianismo, que sigue la máxima de T. Gautier “el arte por el arte” (culto a la perfección formal) y cuyos temas predilectos (tomados de Leconte de Lisle) son la evocación de los mitos griegos, de exóticos ambientes orientales, de épocas y civilizaciones pasadas (Egipto, la Edad Media española, etc). Y el Simbolismo, corriente de idealismo poético que arranca de Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Mallarmé y que propone sugerir mediante un lenguaje fluido y musical. Utilizan símbolos.

El modernismo en España es una síntesis de ambos movimientos, aunque se aprecia más influjo simbolista, y otras influencias como E.A. Poe y poetas de la propia tradición española (Bécquer, Berceo, Manrique, Cancioneros del siglo XV).

Sienten una desazón romántica, lo que explica el rechazo a la sociedad (bohemia o dandismo), la exaltación de las pasiones y lo irracional y las manifestaciones de melancolía, angustia y soledad. Esta necesidad de evasión explica los temas más frecuentes: el escapismo en el espacio (lo exótico y lo oriental) y el tiempo (hacia el pasado medieval o el de los mitos clásicos), el cosmopolitismo (devoción por París),  el amor y el erotismo (contraste entre un amor delicado y una idealización del amor y la mujer y un erotismo desenfrenado), los temas americanos (evasión a los mitos del pasado y búsqueda de raíces comunes) y los temas hispanos (después del 98 se produce un acercamiento a lo español).

En cuanto a la estética modernista, el esteticismo lo invade todo, de ahí la búsqueda de valores sensoriales y el uso de todos aquellos recursos estilísticos que se caractericen por su valor ornamental y su valor sugeridor: aliteraciones, sinestesias, imágenes. Enriquecieron el léxico con cultismos, voces exóticas o adjetivación ornamental

Hubo muchas innovaciones métricas. Usaron con preferencia el verso alejandrino, el dodecasílabo y el eneasílabo (de influencia francesa), y el endecasílabo o el octosílabo (de la propia tradición). En cuanto a las estrofas, lo importante era no ceñirse a las estrofas consagradas.

El género más cultivado será la poesía, aunque también habrá grandes prosistas. Rubén Darío es el padre del movimiento. En España, serán Valle Inclán, Antonio y Manuel Machado y Juan Ramón Jiménez (ya perteneciente a la Generación del 14 o Novecentismo) los máximos representantes.

            Inmersos en el movimiento regeracionista, los autores noventayochistas se caracterizan en su juventud por espíritu de protesta y rebeldía y, a diferencia del Modernismo, se centraron en España y los problemas del momento histórico (fundamental fue el llamado Desastre el 98), que se convirtieron en el tema por excelencia. Recuperan Castilla, patria de Don Quijote, como cuna de lo español. Sin embargo, con el tiempo se dieron cuenta de la imposibilidad de “regenerar” España y llegó el desengaño, por lo la preocupación por España se apreciará desde la actitud contemplativa del soñador o desde un escepticismo desconsolado.

Las características y temas que configuran lo que podemos llamar “mentalidad del 98” son los siguientes: dan un giro a posturas idealistas; se intensifica el entronque con corrientes irracionalistas europeas (puede hablarse de un neorromanticismo coincidente con el de los modernistas) y adquieren importancia las preocupaciones existenciales ( el sentido de la vida, la muerte o el tiempo). El subjetivismo es esencial: la intimidad de los autores se proyecta sobre la realidad española.

Fundamentales serán la historia y de lo que Unamuno llamó “intrahistoria”.

En cuanto al lenguaje, se aprecia en ellos una voluntad antirretórica: quieren ir a las ideas, al fondo, de ahí el sentido de la sobriedad. Es un lenguaje sencillo y natural que se aleja del lenguaje retoricista y esteticista propio de los modernistas. Les atrajeron las palabras tradicionales o terruñeras.

El lirismo e intimismo están presentes en la mayoría de los textos.

Innovaron en el campo de los géneros literarios: profundos cambios en la novela y se configura el ensayo moderno. Menor éxito tuvieron los intentos de renovación en el teatro, a excepción de Valle. La estética y el espíritu noventayochista se manifiesta en todos los géneros literarios. Sus principales representantes son Unamuno, Azorín y Pío Baroja, junto con los ya mencionados Antonio Machado y Valle Inclán.

 

RUBÉN DARÍO (1867-1956) (Nicaragua) es considerado el padre del Modernismo y quien lo introdujo en España. Sus obras más importantes son:

-Azul (18 cuentos y siete poemas) (1888), que supone la obra inaugural del movimiento.

-Prosas profanas (1896) formula las bases de la nueva estética: afán de originalidad, exotismo, exaltación de países lejanos (Grecia, China, Japón), armonía de la palabra y verso deslumbrante. Enriqueció el léxico con voces de gran sonoridad, introdujo el soneto en alejandrinos y cultivó el dodecasílabo y el verso libre.

-Cantos de vida y esperanza (1905), es una poesía trascendental en la que aparecen tonos graves (inquietud, amargura, desengaño) y preocupación social.

 

MIGUEL DE UNAMUNO (1864-1936)

Nacido en Bilbao, cultivó todos los géneros literarios y todas su obras giran en torno a dos temas: España y el sentido de la vida humana.

Entre sus ensayos destaca En torno al casticismo (plantea otras cuestiones fundamentales del 98: la valoración de Castilla, la articulación de españolismo y europeización) y Del sentimiento trágico de la vida (angustia, deseo de inmortalidad).

En cuanto a la novela, sus obras supusieron una renovación del género. De especial importancia es Niebla, subtitulada nivola como reacción a la crítica: se trata de una narración breve en la que apenas hay descripciones, el diálogo juega un papel fundamental y sus personajes son agonistas; otras “nivolas” serán Abel Sánchez, La tía Tula o San Manuel, bueno, mártir.

 

RAMÓN MARÍA DEL VALLE INCLÁN (1866-1936).

Gallego de nacimiento, en su obra se aprecia una evolución: del Modernismo, que es una evasión hacia la belleza, hasta una literatura crítica (afín al 98) basada en la deformación de la realidad, representada por el género del esperpento.

De su etapa modernista destacan las Sonatas, cuatro novelas breves que suponen un paisaje, una estación y una etapa de la vida diferente. Tras una etapa de transición, su obra teatral Luces de bohemia inaugura el género del esperpento. Otras novelas son Tiranos Banderas, La guerra carlista, y de su obra poética destaca  La pipa del kif.

 

JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, “AZORÍN” (1873-1967)

La obra de este murciano se centra en la obsesión por el tiempo y la fugacidad de la vida. Es un contemplativo y un espíritu nostálgico que vive para evocar, el mejor ejemplo de compenetración noventayochista con el paisaje castellano. En sus novelas se difumina la línea divisoria entre novela y ensayo. Destacan las novelas La voluntad, Azorín y el ensayo Castilla.

 

PÍO BAROJA (1872-1956)

Este autor donostiarra se caracteriza por el pesimismo y el individualismo. Se dedicó casi en exclusiva a la novela, cuyas características principales son: sus personajes son siempre un reflejo del autor, lleva al extremo la tendencia antirretórica de los noventayochistas (párrafo breve, frase corta, escasez de nexos, léxico común). Destacan sus descripciones impresionistas y la autenticidad conversacional de los diálogos.

Entre sus novelas destacan El árbol de la ciencia, la trilogía La lucha por la vida (La busca, Mala hierba, Aurora roja), y la tetralogía Tierra vasca,  que incluye Zalacaín el aventurero.

 

ANTONIO MACHADO (1875-1936)

Nació en Sevilla. En Soria conoció a su gran amor, Leonor, que morirá a los pocos años de su boda y que marcará su vida y su obra.

Para Machado la poesía es “palabra esencial en el tiempo”. Sus obras fundamentales son:

- Soledades, que será ampliada en 1907 a Soledades, galerías y otros poemas. Se trata de un modernismo intimista en el que se aprecia la huella de Bécquer o Rosalía de Castro. Los temas predilectos son el tiempo, dios y la muerte, y sus reflexiones sobre el destino del hombre justifican que se le considere un poeta existencial. Soledad, melancolía y angustia. Utiliza símbolos de realidades profundas: el agua (fugacidad cuando corre, muerte cuando se detiene…), el camino, la tarde, etc. Proyecta su interior sobre el paisaje.

-Campos de Castilla (1912). Hay mayor variedad temática: preocupación por España, simple amor a la Naturaleza o reflexión sobre el hombre, que combina poemas intimistas. Revitaliza el romance en el extenso poema “La tierra de Alvar González”.

En 1924 publica Nuevas canciones, que muestran un mayor interés por lo filosófico.  

Durante la guerra civil se muestra como un poeta cívico de la España republicana. En Poesías de guerra, dedica un poema a Lorca: “El crimen fue en Granada”.