Saltar al contenido

Gestión de aula Gestión de aula

Propuesta para una buena gestión de aula curso 22/23

“La receta del Juan de Villanueva”

               A partir del análisis del perfil de alumnado del centro y de sus necesidades, al que se añade la experiencia directa del profesor en el aula, se llega a la conclusión de que existen tres áreas de actuación del profesor que tienen un impacto directo sobre el buen clima de convivencia y aprendizaje del grupo. Para cada área de actuación se definen herramientas y estrategias que guían nuestra actuación en el aula. Se establecen tres ámbitos.

1.      La construcción del vínculo.

2.      Autogestión eficaz del profesor y trabajo en equipo.

3.      Rituales: momentos y estructuración.

 

1.      La construcción del vínculo. 

 

               El lograr que los alumnos aprendan tiene que ver con la construcción de ese vínculo basado en la confianza; el alumno confiará en el profesor como figura de autoridad si antes percibe en él gestos de cuidado hacia los alumnos, si el profesor alberga expectativas positivas con respecto al alumno y las explicita, y si el profesor demuestra estar del lado del alumno. El vínculo se construye a través de un proceso, en el cual el ofrecer “conocimiento” es uno de los gestos de cuidado hacia al alumno, gesto que va acompañado de un respeto genuino hacia el alumno como persona y una actitud de escucha. También es preciso demostrar que se está dispuesto y preparado para ejercer el control y la autoridad de manera coherente y sostenida. A continuación se señalan diferentes estrategias para la construcción del vínculo.

 

1.      Realizar actividades de “acogida”, a nivel de centro e individual. Durante los primeros días de inicio de curso.

2.      Hacerles partícipes del proceso a lo largo de todo el curso.

3.      Asegurarnos que todos los alumnos tienen un momento de atención. Hacer un “repaso”, de con qué alumnos hablas, no hablas. En el caso de los alumnos que puedan pasar más desapercibidos, buscar la manera de darle esa atención de manera intencional. Ejemplos: ¿qué tal?, ¿cómo va el día?, ¿te puedo ayudar en algo?...

4.      Buscar y generar situaciones de comunicación en el día a día del aula.

5.      Mostrar interés por lo que cuentan. Cuando no lo hacen en el momento adecuado, saber reconducir la situación. Pero que no se pierda la oportunidad.

6.      Refuerzo positivo constante. Tanto con los alumnos más tranquilos como con los alumnos más problemáticos. Siempre hay algo que se puede destacar de forma positiva.

7.      Establecer los distintos roles, con sus límites. Encontrar los puntos en común.

8.      Buscar momentos más concretos para comunicarte con los alumnos más conflictivos, más distantes.

9.      Espacios agradables de trabajo, que favorezcan las relaciones más tranquilas. Por ejemplo, las aulas materias.

10.   Contar con los compañeros siempre como una ayuda y respaldo.

11.   Comunicación de los docentes. Todos los profesores de una clase, deben estar al tanto de lo que ocurre en ella. De este modo, se evitan situaciones desagradables y además, más opciones de poder ayudar.

12.   Tener el vínculo y la comunicación con los alumnos como un objetivo más en cada programación. Que nos permita reflexionar sobre ello y tomar las medidas precisas si esta no se está logrando.

 

2.      Los rituales en las estrategias de gestión del aula.

 

El ritual es fundamental porque permite establecer un lazo entre perseverancia y logro. El ritual produce una satisfacción basada en el ritual mismo; está dentro de lo esperable. El ritual transmite valores; inhibe comportamientos indeseables; cualquier cosa que no esté dentro del ritual es disruptivo; por tanto, está prohibido, es tabú. El ritual es el soporte sobre el que se sostiene y construye la autoridad, la actitud, los valores y finalmente, el aprendizaje; no te queda otra. Los rituales se pueden inventar o modificar, pero es necesario sostenerlos para que tengan el efecto buscado. Para lograr ese efecto, los rituales deben ser pocos, pero cumplirse de manera sistemática.

 

Los rituales señalados como esenciales son:

·        Para los alumnos

1.      Estar sentado en su sitio antes de que el profesor inicie la clase

2.      Tener preparado el material de la asignatura encima de la mesa

3.      Levantar la mano para intervenir en clase, hablar con corrección (palabras poderosas, normas de cortesía)

·        Para el profesorado:

1.      Saludar al inicio de la clase (mostrando interés por el estado de los alumnos).

2.      Hablar en tono bajo y sosegado.

3.      Recurrir a introducciones estimulantes en cada sesión.

4.      Estructurar la clase (a modo de orden del día).

5.      Utilizar instrucciones concretas y concisas.

 

4.      Autogestión eficaz del profesor y trabajo en equipo.

               El ingrediente más importante de la receta es, posiblemente, el profesor. Y otro ingrediente no menos importante es el equipo en el que este profesor se integra y la capacidad del mismo para trabajar de manera coordinada y coherente, con objetivos comunes.

              He aquí algunas estrategias:

1.      El profesor debe tener una actitud de compromiso moral hacia el alumno y de equilibrio emocional.

2.      Considerar la actitud del profesor como un elemento fundamental para la gestión del aula. El profesor no solo puede, sino que debe tener una intervención planificada en el aula con el objetivo de que los procesos de aprendizaje se desarrollen de modo fluido.

3.      No caer en la tentación de pensar que somos perfectos profesionales y no tenemos nada que mejorar.

4.      Es conveniente ser resiliente, y ver las dificultades no tanto como problemas, sino como oportunidades para mejorar como profesor y como equipo.

5.      Hay que aceptar la presencia de las emociones en el aula. Precisamente porque existen, es preciso conocerlas y saber gestionarlas.

6.      Es imprescindible hacer uso de una gran madurez socioemocional porque el profesor es un entrenador de competencias del grupo de alumnos y también de sí mismo. No olvidar que en el aula entran en juego las competencias sociales (de relación con los demás) y las emocionales (de relación con uno mismo).

7.      El profesor debe intervenir de manera planificada en las condiciones que se encuentra, y hacerlo en tres direcciones: controlar el aula y motivar a los alumnos; mantener siempre la calma y la autoestima; adaptar el currículo a la diversidad.

8.      Evitar quejarnos de nuestra mala suerte cuando un alumno o un grupo no se ajusta al patrón definido por cada uno de nosotros o juzgar a los alumnos usando esos estándares.

9.      Trabajar en coordinación con el equipo, buscando respaldo y ayuda cuando sea necesario y acuerdos de colaboración.

10.   No pesar que todo lo anterior es una carga adicional a nuestro trabajo; ver en ello un enfoque profesional diferente al tradicional.

11.   Cuidarse y fortalecer la desconexión emocional.

 

Madrid, a 11 de abril de 2023

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.