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Juan de Mairena

Antonio MachadoJuan de Mairena es el nombre de un personaje creado por el poeta español Antonio Machado y es también una obra en dos volúmenes que recoge el pensamiento de dicho personaje. Aparecido en 1936, el primero de estos volúmenes estaba formado por un conjunto de artículos, párrafos sueltos o cortos diálogos publicados en Diario de Madrid y El Sol, de fines de 1934 a principios de 1936. El segundo volumen se ha formado después de la muerte de Machado con los artículos que este publicó en la revista Hora de España, en Valencia y Barcelona, de enero de 1937 a fines de 1938, es decir, hasta poco antes de su muerte.

Juan de Mairena: profesor apócrifo.

Juan de Mairena, nace en 1928, en el Cancionero apócrifo, en las Poesías completas publicadas ese año. Sin embargo, el mismo Machado afirma: “¿Juan de Mairena? Sí… es mi “yo” filosófico, que nació en épocas de mi juventud. A Juan de Mairena, modesto y sencillo, le placía dialogar conmigo a solas en la intimidad de mi gabinete de trabajo…”

¿En qué momento y por qué surge la figura de Juan de Mairena?

Machado durante su vida sufre sucesivas pérdidas: la muerte prematura de su padre cuando él solo tenía dieciocho años, la de su abuelo que lo deja sin la protección que tanto necesita y la dolorosa pérdida de Leonor que le llevan a sentirse totalmente solo. El poeta desea huir de esa soledad, desea expresar lo que siente y es en estos momentos cuando no solo conversa consigo mismo sino que esboza ese otro yo con el que empieza a dialogar. Ese sentimiento de soledad se le hace insoportable al llegar a Baeza y es entonces cuando definitivamente surge de forma clara la figura de Juan de Mairena, es decir, el apócrifo surge de la necesidad del otro.

¿Por qué Machado se refiere a Mairena con el apelativo de “apócrifo”?

El término “apócrifo”, del griego apókriphos, significa oculto, secreto, fingido. Juan de Mairena es un personaje literario tomado de la realidad; parece ser que Machado se inspiró en modelos reales para caracterizar a su personaje. Entre ellos, Adolfo Almazán, farmacéutico y profesor de gimnasia en el instituto de Baeza, actividad que coincide con la del propio Mairena. Otro posible modelo pudo ser Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza a quien Machado admiraba enormemente hasta el punto de que uno de los ideales del propio Mairena fue la creación de la Escuela Superior de Sabiduría a semejanza de dicha Institución. No obstante, los críticos parecen coincidir en que los modelos definitivos serían D. Cristóbal Torres y don Blas J. Zambrano, dos grandes amigos de Machado, con los que fundó la Universidad Popular durante su estancia en Segovia (2 de febrero de 1920). En este centro se impartía una enseñanza libre y utilitaria (Puericultura, Higiene del Hogar, Derecho usual y legislación del trabajo….) en la que los alumnos participaban activamente de la misma manera que lo harían los supuestos alumnos de Mairena. Por último, el modelo real más indiscutible es el del propio Machado. Existen coincidencias biográficas entre Machado y Mairena: vocación decimonónica, maestros, aficionados a la filosofía; ambos son amables, indulgentes, escépticos, poetas…

La creación del apócrifo explica la necesidad que tiene Machado de expresarse como ser humano: sentimientos, ideas, pensamientos, preocupaciones filosóficas. Asimismo, el apócrifo le permite hablar con libertad sin temor a las posibles contradicciones que cualquier individuo de carne y hueso experimenta.

Lecciones de Retórica y Sofística

Mairena es un profesor de Gimnasia, con carácter oficial y remunerado, e imparte clases gratuitas de Retórica. A su clase asisten voluntariamente alumnos muy jóvenes, casi niños, y lo hacen por curiosidad o interés. Un profesor, igualmente, modesto, un poco informal que conversa con sus alumnos. Un hombre antidogmático que ante el posible asombro de sus alumnos afirma no estar en posesión de la verdad y un escéptico en el sentido etimológico de “aquel que todo lo examina”. Estamos, en definitiva, ante un profesor heterodoxo, cuyo propósito no es tanto instruir a sus alumnos en determinadas materias, como educarlos, es decir, enseñarles a pensar, a dudar de todo lo que creen saber. Más de una vez plantea a sus alumnos cuestiones sobre las que duda porque de este modo, tal vez, él mismo consiga llegar a alguna conclusión.

Mairena piensa que toda auténtica docencia supone un diálogo entre el profesor y sus discípulos porque, como él mismo dice: ”las razones no se transmiten, se engendran, por cooperación, en el diálogo”. Por esto, animaba a sus alumnos a preguntar sobre todo lo divino y lo humano. La función del diálogo es tan importante para él que llega a exhortar a uno de sus alumnos para que se dedique solo a escuchar durante un número determinado de clases. Solo cuando el alumno ha aprendido a hacerlo es invitado por el profesor a dar sus opiniones. Mairena establece con sus alumnos un diálogo sencillo, persuasivo que no excluye, por supuesto, la duda a la discrepancia. Además, el diálogo supone, por lo tanto, el reconocimiento de la existencia del otro y con ello la afirmación de su dignidad.

En sus lecciones de Retórica y Sofística, Mairena enseña a sus discípulos a reflexionar, a pensar que las ideas o las creencias pueden ser de otra manera e insiste en la necesidad de “hablar bien”. Los alumnos deben utilizar una lengua “natural” alejada del oscurecimiento conceptual, de la ornamentación metafórica y de la complejidad gramatical. Mientras tanto, en las clases de Gimnasia rechaza los ejercicios mecánicos y exalta el amor, el interés por la naturaleza como los auténticos hábitos saludables.