Ser los mayores del cole tiene algunos hitos significativos y exclusivos. Uno de ellos es “dormir fuera de casa”. Para vivir esta experiencia nos vamos a la granja tres días. Es una salida que implica una elaborada y cuidadosa preparación, no sólo en aspectos organizativos sino también, y más importante, en aspectos emocionales.

Mientras planificamos e investigamos dónde está la granja, cómo repartiremos las habitaciones, cómo hay que hacer la maleta, quién será la pareja en la litera y mil detalles más, se vive un tiempo en el que los niños van expresando sus inquietudes, temores y nervios. El hecho de explicitar los propios miedos y compartirlos con los otros, les ayuda a relativizarlos. Entre ellos se animan y consuelan, aunque unas veces los superan y otras no.

Al final la experiencia siempre es un éxito. Cuando estamos en la granja y vemos cómo funcionan, lo felices que están, cómo se relacionan entre ellos, siempre decimos: “Si sus padres los vieran, no se lo creerían”. Quizás es en esta salida cuando nos damos cuenta de lo mayores que se han hecho, de todo lo que han conseguido desde que llegaron al cole y nos sentimos muy orgullosas.

En esta salida aprendemos muchos conocimientos nuevos y confirmamos otros que hasta este momento eran pura teoría. Pero lo más interesante de esta vivencia es el desafío que supone para potenciar la autonomía de los niños, desarrollar conductas de ayuda y fomentar una buena relación entre ellos. Todo esto es lo que convierte a una clase en un grupo.

 

Después de un día de duro trabajo lo mejor es......

 

 

 

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