Toda la información que recibimos sobre el mundo, nos llega a través de nuestros sistemas sensoriales. Lo observado, lo escuchado, lo saboreado, lo tocado, en definitiva, lo vivido. Todo esto es lo importante para el desarrollo y crecimiento de nuestros alumnos.

A través de los siete sentidos, el vestibular y el propioceptivo también, los niños conocen todo lo que les rodea y realizan sus primeros aprendizajes a través de su propio cuerpo y, un mayor conocimiento y dominio de este mundo que les rodea, les proporciona seguridad y bienestar.

Siguiendo a B. Aucouturier, fomentaremos la acción corporal espontáneamente vivenciada, descubriendo así muchas nociones fundamentales como la organización y estructuración del yo y del mundo.

Trabajaremos la sensación y la percepción a través de experiencias sensoriales. En la sensación recibimos un estímulo en este caso externo y nuestro órgano receptor (oído, boca,…) lo capta y tomamos conciencia de ello. En la percepción, existe elaboración mental, porque sintetizamos la información sensorial y la convertimos en un significado propio, uniendo impresiones actuales con experiencias pasadas. Por ello, la percepción sirve para poner al cuerpo de nuestros niños en relación con su entorno o a través de los sentidos.

Por todo ello, aprovecharemos la gran atracción que siente el niño por lo que le rodea y lo novedoso, para favorecer su educación sensorial.

Acabamos con una frase de Carmen Diez Navarro: “Del placer de los sentidos se llega al placer de las palabras. Los sentidos son las herramientas propias de la infancia.”