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HISTORIA DE NUESTRO COLEGIO HISTORIA DE NUESTRO COLEGIO

El Palacio de Eugenia de Montijo o de Miranda formaba parte de la Quinta de Miranda. El origen de la quinta se remonta al reinado de Juan II de Castilla, cuando era lugar de recreo de Ruy Sánchez Zapata, riojano asentado en Madrid a principios del siglo XV, que fue Procurador en Cortes del rey en 1421. La quinta fue legada en 1469 a su hijo Juan de Zapata Aponte, Caballero XIII de la Orden de Santiago, éste la legó a su hijo Pedro Zapata de Cárdenas, y éste a su vez, a su primogénito Garci López de Cárdenas, Regidor de Madrid. Este último recibe en 1504 la licencia de los Reyes Católicos para “fabricar una casa en Carabanchel”, la cual sería el origen del palacio de Eugenia de Montijo.

La Quinta de Miranda en Carabanchel Alto acuarela de Juan Mieg (1820), la imagen más antigua que se conoce de la fachada principal del palacio de Montijo

Todas las estancias del palacio estaban decoradas exquisitamente, de sus paredes colgaban cuadros de Rubens, Mengs, el retrato de Francisco de Goya realizado por Vicente López, tapices con la historia de Alejandro Magno, brocados procedentes de las habitaciones de Carlos V en Yuste, muebles, estatuas y vitrinas.

Eugenia de Montijo, emperatriz de Francia desde su matrimonio con Luis Napoleón en 1853, realizó frecuentes viajes a España, en los cuales visita su querida quinta de Carabanchel. Muere en 1920 en Madrid. La finca pasa a manos de la hija de su hermana, María Asunción Stuart Portocarrero, condesa de Teba y duquesa de Tamames. En 1927 la duquesa de Tamames cedió algunas de sus posesiones al Ayuntamiento para lavadero, escuela y cementerio nuevo.

Grabado de la llegada de la emperatriz Eugenia al Palacio de Miranda (1871)

Finalmente la antigua finca de los Zapata fue adquirida por las Oblatas del Santísimo Redentor en octubre de 1929.

Al comenzar la Guerra Civil en 1936 las Oblatas son expulsadas de la posesión, situada “en una de las zonas más batidas por la guerra”. Al acabar la guerra las religiosas volvieron a la Quinta de Miranda y pensaron en abandonar el edificio por su estado, aunque finalmente se rehabilitó y siguieron residiendo treinta años más, hasta 1968.

Las Oblatas iniciaron las gestiones para dividir la finca en parcelas, para ponerlas a la venta y así obtener “los millones necesarios para la construcción de la nueva Casa” (de Dioniso de Felipe, Ayer y Hoy de las Oblatas, 1968). Acordaron la venta a una inmobiliaria creada a tal fin, “Eugenia de Montijo S.A.”, a cambio de la construcción de un nuevo convento, un colegio y un asilo en un reducido sector de la finca. En mayo de 1967 el Consejo de la Gerencia Municipal de Urbanismo de Madrid aprobó el proyecto de urbanización del terreno.

Tras el abandono del palacio de las Oblatas en 1968, el edificio se ve sometido a un expolio del que no subsisten “puertas, ventanas, aleros, tejas, cañerías, escalones, etc.”

Palacio Eugenia de Montijo en medio de la construcción de la Colonia (finales de los años 60)

En 1983 se construye el Colegio Público Parque Eugenia de Montijo, en una de las parcelas que conformaron antaño la Quinta de Miranda.

El único elemento de la antigua quinta de Miranda que se mantiene en su lugar original es el llamado estanque “de la Bruja”, rodeado de alguno de los más de veinte mil árboles que cultivó la Condesa Eugenia de Montijo.

Estanque de la Bruja de la antigua Quinta de Miranda

Fuente: Karabanchel.com

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