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Visor

LA BIBLIOTECARIA DE BASORA

Los chicos del programa de COMPENSATORIA hemos leído esta semana el relato de "La bibliotecaria de Basora". Hemos usado este texto para trabajar el pensamiento crítico. Para pensar de un modo crítico, hay que leer de un modo crítico. Esto supone pararse mientras lees y hacerte preguntas pertinentes sobre lo que has leído. Os dejamos algunas de las preguntas que nos hemos hecho sobre la historia de Alia, además de un enlace al relato y los hechos reales en los que se basa.

Alia Muhammad Baker es la bibliotecaria de Basora, una ciudad portuaria en el sur
del árido Iraq.
La biblioteca es un lugar de encuentro para todos aquellos que aman los libros. Allí
hablan de las cosas del mundo y de las cosas del espíritu.
Hasta hoy. Hoy sólo hablan de la guerra.
Alia teme que los fuegos de la guerra destruyan los
libros, que para ella son más valiosos que todo el oro del
mundo. Hay libros escritos en todas las lenguas. Hay
libros nuevos y libros antiguos; incluso hay una biografía
de Mahoma escrita hace setecientos años.
Alia pide permiso al gobernador para llevarlos a un
lugar seguro. El gobernador se lo deniega.
Entonces Alia decide actuar por su cuenta.
A escondidas, todas las noches al acabar el trabajo carga el coche de libros y se los
lleva a su casa.


Aumentan los rumores de guerra. Las oficinas del
gobierno se trasladan a la biblioteca.
En el tejado, unos soldados armados esperan...
Alia espera... y teme lo peor.
Y entonces... los rumores se hacen realidad.
La guerra llega a Basora.
La ciudad arde bajo el fuego de las bombas y los disparos.
Alia ve como los empleados de la biblioteca, los del gobierno y los soldados abandonan
la biblioteca. Sólo Alia se queda para proteger los libros.
Por encima del muro de la biblioteca llama a su amigo Anis Muhammad, que tiene un
restaurante al otro lado.
—¿Puedes ayudarme a salvar los libros?
«Los puedo envolver en estas cortinas.» «Te he traído cajas de mi tienda.»
«¿Te servirán estos sacos?» «Hay que salvar los libros.»
Durante toda la noche, Alia, Anis, sus hermanos, los tenderos y los vecinos sacan los
libros de la biblioteca, los pasan por encima del muro de dos metros de altura y los
esconden en el restaurante de Anis.
Los libros permanecen escondidos mientras la guerra hace
estragos en la ciudad.
Al cabo de nueve días, un incendio devasta la biblioteca
por completo.
Al día siguiente, unos soldados se presentan en el
restaurante de Anis.
—¿Por qué tienes un arma? —le preguntan.
—Para proteger mi negocio —contesta Anis.
Los soldados se marchan sin registrar el local.
«No saben que toda la biblioteca está en mi restaurante», piensa Anis.

Finalmente, la bestia de la guerra sigue su camino. Alia sabe que si quiere que sus
libros estén a salvo, tiene que trasladarlos mientras la ciudad está en calma. Entonces
alquila un camión para transportar los treinta mil libros a su casa y a las casas de sus
amigos.


En la casa de Alia hay libros por todas partes: llenan los armarios, el suelo, las
ventanas... apenas queda espacio para nada más.
Alia espera.
Espera el final de la guerra.
Espera y sueña con la paz.
Espera… y sueña con una nueva biblioteca.
Pero mientras, los libros están a salvo, a salvo
con la bibliotecaria de Basora.