Apoyarse en la Educación Física como medio para educar el carácter
Los beneficios de la educación física y del deporte sobre distintas áreas del aprendizaje y el desarrollo personal de los estudiantes ha sido objeto de investigación sistemática. Abunda la literatura que presenta los beneficios de
Las actividades físicas, cuando se presentan adecuadamente, pueden potenciar el desarrollo de destrezas y conductas sociales, promover la autoestima y las actitudes pro-sociales y, en ciertas circunstancias, estimular el desarrollo académico y cognitivo. Se sugiere que muchos de estos beneficios no resultan per se de la participación en aquéllas; los efectos probablemente estén mediatizados por la naturaleza de las interacciones entre los estudiantes y sus profesores, y entre los padres y los entrenadores que trabajan con ellos. Los contextos más influyentes son aquéllos en los que se resaltan experiencias positivas —caracterizadas por el disfrute, la diversidad y el compromiso de todos— que son gestionadas por maestros y entrenadores comprometidos y formados, y por padres informados y que apoyan.
Bailey (2006), uno de los investigadores más destacados sobre esta problemática, resume lo esencial de la investigación disponible en los siguientes términos:
Los estudios de intervención han producido generalmente resultados positivos, incluyendo mejoras en el razonamiento moral, juego limpio y espíritu deportivo y responsabilidad personal. También parece que los contextos más prometedores para desarrollar las destrezas y valores sociales son aquéllos mediados por maestros y entrenadores que se centran en situaciones que surgen de un modo natural a través de actividades, mediante la formulación de preguntas a los estudiantes y el modelado de respuestas apropiadas sobre su propia conducta” (p. 3).