Esta mañana, el colegio iba a desarrollar una tarea diferente. El aire fresco de la mañana llevaba consigo una energía especial, una que solo puede surgir cuando la comunidad se une por una causa noble. Los alumnos de todas las edades, pusieron ingredientes esenciales para la convivencia y el buen hacer, se han juntado en el patio del colegio, ansiosos por participar en una actividad que iba más allá de las aulas y los libros.

La razón de este alboroto era la reactivación de los comederos de aves que el AFA (Asociación de Familias del Alumnado) había instalado hace algún tiempo en los árboles del patio. Con la llegada del invierno, época en la que las aves luchan por encontrar alimento, los estudiantes se dispusieron a llenar estos comederos con la generosidad y el compromiso que los caracteriza.

Armados con bolsas de cacahuetes y una curiosidad palpable, los niños se han acercado a los comederos, dispuestos a hacer su pequeña contribución para cuidar de las aves que comparten su entorno. La actividad no solo les ha brindado la oportunidad de aprender sobre la importancia de cuidar la biodiversidad, sino también de observar e identificar las diferentes especies de aves que frecuentan los alrededores del colegio.

La colaboración de las familias ha sido fundamental en este proyecto. Elena y Bea, dos madres comprometidas, se pusieron en contacto con el colegio para proporcionar nuevos comederos, una pértiga para bajarlos y una generosa cantidad de alimento para las aves. Su gesto no solo demuestra la importancia de la participación activa de las familias, sino que también nos inspira a todos para sumarse a la iniciativa.

Estas acciones contribuyen al crecimiento y desarrollo del centro. En un mundo donde la conexión con la naturaleza a menudo se ve eclipsada por la tecnología, esta actividad nos recuerda a todos la importancia de cuidar y apreciar el entorno que nos rodea.

Así, entre risas, charlas y el canto alegre de las aves, el colegio se convirte en un lugar donde la educación va más allá de las aulas, donde la colaboración comunitaria se transforma en un motor de cambio y donde cada pequeño gesto deja una huella duradera.

Gracias por todo.

Los cursos de Infantil y Primaria han comenzado a trasplantar al huerto todas plantas que están germinando con tanta ilusión en sus clases.

El huerto ha sido preparado por grandes y pequeños con mucho esmero, compañerismo, cooperación y cariño; pero sobre todo aprendizaje.

Repartimos una capa de mantillo perfectamente distribuida.

Gracias a la colaboración del equipo docente y las familias que han donado semillas al proyecto podemos germinar en las aulas generando la responsabilidad en los alumnos y alumnas del cole, fomentando el trabajo en equipo y analizando todo el proceso por el que pasa una planta desde que germina la semilla hasta que llega a nuestros platos el producto para el consumo como parte de un proceso sostenible.

Gracias al trabajo de Raúl Fernández y Álvaro Pino tenemos preparado el hotel de insectos que va a ofrecer refugio y criadero seguro para diversas especies, desde abejas solitarias hasta mariquitas. El hotel de insectos puede ser excelente para fomentar la biodiversidad y ayudar en la polinización. Además, es una manera amigable con el medio ambiente de controlar plagas en nuestro huerto.

Gracias al AFA del CEIP Vía Romana y su impacto en la comunidad educativa y el pueblo de Cercedilla hemos recibido las primeras donaciones de herramientas para poder comenzar a mover la tierra de nuestro proyecto conjunto.

Queremos tener una mención especial a la familia de Nerea Rubio y la gestión de Raúl y Elena de la AFA.

Agradecemos a todas las personas que han participado en esta campaña y a todas las familias que han hecho posible que tengamos los armarios para almacenar el material de huerto.

Estamos dando los primeros pasos del proyecto de huerto escolar tan emocionante que  en el CEIP Vía Romana de Cercedilla. Imaginad un lugar donde la tierra se convierte en aulas, las semillas en lecciones vivas y las manos en herramientas para el aprendizaje. Estamos encantados de compartir nuestro proyecto de huerto escolar, una iniciativa que no solo transformará nuestro entorno físico, sino también nuestros corazones y mentes.

En este viaje, cada miembro de nuestra comunidad educativa desempeña un papel vital. Juntos, cultivaremos no solo hortalizas y flores, sino también valores fundamentales para una convivencia armoniosa. La responsabilidad, el trabajo en equipo y el respeto por la naturaleza se entrelazarán con cada surco que preparemos y cada planta que cuidemos.

Este huerto no es solo un espacio verde; es un aula viva donde la paciencia crecerá junto con las zanahorias, la perseverancia se manifestará en los guisantes y la empatía florecerá entre las filas de tomates. Cada brote será un recordatorio de que, al igual que nuestras plantas, cada uno de nosotros tiene un potencial único y valioso.

Con la tierra entre nuestras manos y los valores arraigados en nuestras acciones, este proyecto no solo alimentará nuestros cuerpos con cosechas frescas, sino que también nutrirá nuestras almas con lecciones de vida duraderas.

¡A sembrar juntos la semilla del conocimiento y la convivencia en nuestro querido huerto escolar! ??✨