Seguimos con la presentación de los textos ganadores del Certamen Literario del Día del Libro 2023. Hoy les toca el turno a nuestros poetas más jóvenes: los ganadores de la modalidad de poesía del nivel de 1º, 2º y 3º de ESO.
Primer premio:
Aimar Sierra Pérez (1º ESO)
Caminando hacia la luz
Con los rayos de luz, comienza el día,
los rayos de luz iluminan mis días.
Fuerza, emoción e ilusión,
mi vida es pasión.
Mente brillante,
corazón radiante,
espíritu palpitante.
Luz, ilusión, emoción.
¿Te canto una canción?
Accésit:
Emilio Bríñez González (1º ESO)
Tiempo pensando en ti
Una mañana en enero,
justo después de año nuevo,
soñé contigo y recuerdo
que me levanté risueño.
Una mañana en febrero,
después de San Valentín,
me dijiste te quiero,
y yo solo pensaba en ti.
Una mañana en marzo,
era el Día del Padre,
tú me diste un abrazo
y mi perro, ladre que ladre.
Una mañana en abril,
I was a little bit ill,
aprendí un poco de inglés
para decirte you are the best.
Una mañana en mayo
me encontré un canario,
te voy a contar un secreto:
solo hablo de ti en mi diario.
Junio, julio y agosto,
qué calor que hace aquí,
suena un poco penoso,
quiero pasar el verano junto a ti.
Una mañana en septiembre,
ya empieza a hacer frío,
y me di cuenta de algo,
no quiero estar contigo.
Una mañana en octubre,
mi corazón no sufre,
París es una ciudad romántica,
yo solo iría por el Louvre.
Una mañana en noviembre,
con mis amigos fui a un concierto,
mi cariño por ti era un huerto
y le dije a mi corazón que no siembre.
¿Tan rápido es diciembre?
La vida es un juego,
me enamoré de alguien bueno.
Ahora lee el poema de nuevo.
Accésit:
Gael Cazorla Molina (1º ESO)
Los gritos
El eco de todos aquellos gritos vuelve a llenar mis oídos,
y aunque sé que mi cerebro tiene que decidir en tan solo diez segundos,
no puedo dejar de luchar contra la fuerza de miles de pitidos,
misiles que intentan golpearme y trasladarme a otros mundos.
De pronto todo se aclara, me concentro en solo dos sonidos,
el del bote continuo que impulsa mi mano, el de mis latidos profundos,
y decido acelerar, después parar en seco, recordar a los elegidos,
entonces mi muñeca se desmaya, mis dedos cuelgan vagabundos,
observo una esfera girando y girando, buscando matar todos los ruidos,
golpea un cristal que nunca se rompe y roza los hilos más profundos.
Ahora reina el silencio, los gritos, los misiles, todos han caído heridos,
y yo sonrío, busco a los míos, porque el resto han quedado moribundos.