En la exitosa novela de la trilogía Milenium, "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina", del sueco Stieg Larsson, el asesino Ronald Niedermann manifiesta una curiosa patología que en la novela es denominada “analgesia congénita”, perfecta para su oficio: es incapaz de sentir el dolor, como les ocurre aparentemente a los faquires.
Pero, ¿existe realmente esta enfermedad?
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