Rectificar es de sabios
(O la momia que nunca salió de Madrid)
En tiempos en los que la información es más accesible que nunca, se impone el desarrollo de una autoexigencia y un rigor para no producir errores que, como en una reacción en cadena, se transmitan de forma incontrolada a través de la red.
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El curso pasado, la imagen de una momia de un feto ocupó la portada de "Argos". Entonces, la calificada como "la momia más pequeña el mundo" era atribuida erróneamente al Museo de Momias de Guanajuato, en México, que alberga 119 momias, recopiladas desde su fundación en 1894. Según pudimos saber "se trataba de una momificación natural pues el cuerpo aún conserva el cerebro desecado en el interior del cráneo y no ha sido cubierto con las resinas y bálsamos usados normalmente en el embalsamamiento para evitar la descomposición del cadáver".
Nunca hubiéramos sabido de nuestro error si Dª Mercedes González Fernández, en la actualidad Directora del Instituto de Estudios Científicos en Momias (IECIM), no se hubiera puesto en contacto con nosotros para indicarnos que la citada momia pertenece a los fondos del Museo de Antropología Médica y Forense, Paleopatología y Criminalística (Facultad de Medicina, Universidad Complutense de Madrid).
Evidentemente, hemos procedido a rectificar el error y pedir disculpas a Mercedes González y, a través suyo, a cuántas personas pueden haberse visto afectadas por este error involuntario.
Argos es una revista realizada por y con alumnos de Secundaria. La inexperiencia explica muchas cosas pero, sin duda, no las justifica. Como modestos divulgadores científicos que pretendemos ser, debemos contagiarnos del espíritu científico y ser rigurosos en nuestro trabajo periodistico.
En tiempos en los que "la piratería informática" se generaliza hasta el punto que ha provocado que los legisladores introduzcan un "cánon" para tratar de frenar la falta de ética y la utilización de información de modo fraudulento, el medio educativo no puede cometer los mismos errores.
"Cortar y pegar", como habitualmente se dice, es un procedimiento cada vez más habitual en el proceder de los alumnos y, desgraciadamente, a veces de los propios periodistas profesionales.
Frente a ellos, en "Argos" tenemos un código de estilo, según el cual, no está permitido "cortar y pegar". En su lugar, dado que no somos investigadores, nos convertimos en "contadores de historias", rescatadores de informaciones aparecidas en medios que, en ocasiones, no llegan al mundo educativo y "altavoces" de noticias de actualidad. Nuestra obligación es contar, pero con rigor. Ello exige contrastar las noticias, la veracidad y fiablidad de las fuentes y, sobre todo, citar las fuentes bibliográficas, tanto de textos como de imágenes.
Agradecemos a Mercedes la oportunidad que nos ha brindado de aquilatar aún más la calidad de nuestro trabajo y su interés por nuestra revista, por un lado, y, por otro, por conseguir corregir un error intelectual como el mencionado.
Y puesto que comencé con un refrán, hay va otro aplicable a esta historia: "No hay mal que por bien no venga". Gracias a este error, hemos podido conocer de la existencia de este Museo, oculto al conocimiento de muchos y que, según nos comenta la propia Mercedes, contiene una riqueza de fondos de valor incalculable.
La Antropología Forense y la Paleopatología son campos científicos de interés policial, puesto que permiten atribuir a restos biológicos la categoría de prueba o evidencia en un proceso judicial, pero también de gran interés histórico.
Y si no, baste recordar los trabajos realizados para comprobar la autenticidad de los restos de Cristóbal Colón o de Juana de Arco, de los que "Argos" se ha hecho eco en otras ocasiones.
Desde Argos estaremos pendientes de la evolución de este museo que, nos dicen, reabrirá sus puertas, totalmente actualizado hacia mayo de 2008. Os mantendremos informados.
Javier Medina
Coordinador de la revista "Argos"
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