Saltar al contenido

Visor

Resúmenes Edad Media

HISTORIA DE ESPAÑA RESÚMENES EPÍGRAFES BLOQUE 2
BLOQUE 2. LA EDAD MEDIA: TRES CULTURAS Y UN MAPA POLÍTICO EN CONSTANTE CAMBIO (711-1474)

2.1 Al Ándalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y califato de Córdoba.
2.2. Al Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí.
2.3. Al Ándalus: economía, sociedad y cultura.
2.4. Los primeros núcleos de resistencia cristiana. Principales etapas de la Reconquista. Modelos de repoblación.
2.5. Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad estamental.
2.6. Organización política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al final de la Edad Media.

EPÍGRAFE 2.1: AL ÁNDALUS: LA CONQUISTA MUSULMANA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. EMIRATO Y CALIFATO DE CÓRDOBA

La presencia musulmana en la Península Ibérica puede explicarse a partir de dos factores
históricos simultáneos: la crisis interna de la monarquía visigoda y el movimiento
expansivo del Islam desde el año 634.
La monarquía visigoda estaba dividida por una disputa de bandos entre el rey Roderico (el
Don Rodrigo de las crónicas), y Agila o Egila hijo del rey anterior llamado Witiza. Según
algunas crónicas los “witicianos” pudieron solicitar la ayuda de los musulmanes
asentados al norte de África para recuperar el trono. Tarik, lugarteniente del gobernador
musulmán del norte de África, Muza, venció fácilmente al rey Rodrigo y con él a la
monarquía visigoda en la Batalla de Guadalete (711), iniciando la conquista de la
Península Ibérica. Comienza así el Emirato Dependiente (714-756). En este periodo, Al-
Andalus fue un valiato o provincia del Califato Omeya de Damasco. Fueron años de gran
inestabilidad política por enfrentamientos internos y con los cristianos (Covadonga, año
722 y Poitiers (732)).
A mediados del siglo VIII los Omeyas de Damasco son víctimas de la revolución Abassí
aunque uno de sus miembros logra escapar y proclamarse emir de Al-Andalus en el 756.
Se trataba de Abd-al-Rahman I, con quien comienza el Emirato Independiente (756-
929), un periodo de reorganización y consolidación del poder musulmán en Al-Andalus.
En el 929 se proclama califa Abd-Al –Rahman III con lo que se inicia el Califato de
Córdoba (929-1031). Corresponderá al periodo de máximo esplendor político, cultural y
artístico de la presencia musulmana en la Península. A lo largo del siglo X se sucederán
varios califas hasta que con Hixem II, su primer ministro, Almanzor, ejercerá el poder
directamente. La muerte de Almanzor (1002) abrió un periodo de guerras civiles que
terminará con la destitución del último califa Hixem III y la desaparición del califato de
Córdoba en 1031. En su lugar surgió un mosaico de pequeños reinos, llamados de taifas.

EPÍGRAFE 2.2: AL ÁNDALUS: REINOS DE TAIFAS. REINO NAZARÍ

Entendemos por Al Ándalus el territorio peninsular dominado por los musulmanes entre
el 711 y el 1492. En el 1031 tras una serie de conflictos civiles desaparece el Califato de
Córdoba que queda disgregado en multitud de Reinos de Taifas. La división en taifas no
supuso su declive económico, cultural, o científico, aunque sí una gran debilidad política
y militar frente a los reinos cristianos del norte. Se distinguen tres periodos de taifas que
se alternan con la dominación de poderes norteafricanos (almorávides y almohades):
Primer periodo de taifas: La debilidad de los primeros taifas hizo posible el avance
cristiano durante el siglo XI. En el año 1085 Alfonso VI conquista la taifa de Toledo lo que
provoca en los taifas la solicitud de ayuda a los almorávides (pueblo bereber
ultraortodoxo) que detienen el avance cristiano e incorporan Al-Álandus a su imperio
entre 1090 y 1145. Eran una minoría ruda e intolerante, ajena a la sociedad y a la cultura

de Al-Andalus y acaban fragmentándose dando inicio en 1145 al segundo periodo de
taifas.
De forma similar al periodo anterior, la presión cristiana desde el norte se suma ahora a la
presión musulmana de un nuevo poder en el norte de África: los almohades. Este grupo
era aún más integrista que el anterior. Volvieron a reunificar Al-Andalus y contrarrestaron
el avance cristiano (Alarcos, 1195), pero en el 1212 varios reinos cristianos (Castilla,
Aragón y Navarra) se unen y les vencen en las Navas de Tolosa lo que supondrá el
principio del fin de los almohades. El debilitamiento almohade favoreció la formación de
los Terceros taifas en Al Ándalus que ya no pudieron parar el avance cristiano y
acabarían sucumbiendo poco a poco. Sólo el reino de Granada conseguiría sobrevivir a
partir de 1238 gracias a su relación vasallática con Castilla y a su estrategia comercial. A
pesar de esta fortaleza económica, irá paulatinamente perdiendo territorios frente a la
corona de Castilla hasta su definitiva desaparición tras la guerra de Granada (1482-1492).

EPÍGRAFE 2.3: AL ÁNDALUS: ECONOMÍA, SOCIEDAD Y CULTURA

Al-Andalus se insertó plenamente en el mundo económico del Islam. Ello supuso que la
economía del territorio musulmán, a diferencia de lo que sucedía en los territorios del Norte,
fuera esencialmente urbana y de gran dinamismo. La base de la economía radicaba en la
agricultura y esta, a su vez, se basó en la explotación de latifundios, donde se cultivó la
trilogía mediterránea (vid, olivo, ceral). Introdujeron nuevos sistemas de riego (norias, canales,
acequias de derivación...) y cultivos (cítricos, el arroz, el algodón, la caña de azúcar, el azafrán,
etc). La industria manufacturera destacó la producción textil—especialmente la seda—, la
cerámica, armas, papel, vidrio, marroquinería y orfebrería. Se comerciaba tanto con Europa
como con el resto peninsular cristiano y con Oriente (especias, oro y esclavos).
La sociedad de Al-Andalus se dividía principalmente en musulmanes (árabes, sirios, bereberes
y muladíes), no musulmanes (mozárabes y judíos) y esclavos. Los árabes eran una minoría y
constituían el sector dominante de la sociedad posición por la que rivalizaban los bereberes y
en menor medida los muladíes. A los mozárabes y judíos se les permitía conservar prácticas
religiosas a cambio del pago de tributos. Los judíos gozaban de gran tolerancia lo que
contrastaba con la época visigoda.
En lo que a la vida intelectual, científica y artística se refiere Al Ándalus se convirtió en un
espacio cultural de enorme prestigio tanto en el mundo islámico como en la Europa medieval
cristiana. Especialmente durante el Califato, Córdoba se convirtió en un referente cultural en
el que prosperaron las matemáticas, la astronomía, la botánica, la medicina, la historia, la
geografía y la literatura. La cultura andalusí adquirió gran originalidad a partir de los taifas
con reyezuelos que actuaron como mecenas. Destacan figuras como Ibn Hazm (“El collar de la
Paloma”, siglo XI), Averroes, Maimónides, y Abentofail (XII) e Ibn Jaldún (XIV). Mención aparte
habría que hacer de su arte, donde destacó una arquitectura austera en el exterior y muy rica
en el interior, de rápida construcción y con materiales pobres (el ladrillo, el yeso). La mezquita
y el palacio son sus principales edificios (mezquita de Córdoba y La Alhambra).

EPÍGRAFE 2.4: LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA CRISTIANA. PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA. MODELOS DE REPOBLACIÓN

Tras la desaparición del Reino Visigodo, sólo las zonas montañosas del norte de la Península
se mantuvieron libres de la dominación musulmana. En la Cordillera Cantábrica surgieron los
primeros núcleos de resistencia tras la batalla de Covadonga (722): Reino Astur-Leonés del
que surgirá la fronteriza de Castilla que acabará logrando la independencia. En los Pirineos,
tras la fragmentación de la Marca Hispánica carolingia, el Reino de Pamplona logó su apogeo
en el siglo XI con Sancho III el Mayor, que unió a su corona, Castilla y Aragón. El Reino de
Aragón osciló entre la influencia franca, musulmana y navarra. Los Condados catalanes

formaban parte de la Marca Hispánica establecida por los francos y logrará su independencia
con el Conde Borrell II en el siglo X.
Tras la temprana resistencia cristiana se inicia la Reconquista en tres etapas:
1) Avances sobre los valles del Tajo y Ebro (XI-XIII). El cambio radical en la correlación de
fuerzas entre cristianos y musulmanes divididos en reinos de taifas, facilita el avance cristiano
(Toledo, 1085) que es detenido por los almorávides en la segunda mitad del XI. 2) Las
grandes conquistas (XIII): El creciente poder de los musulmanes almohades (batalla de
Alarcos, 1195), provoca la reacción de los reinos cristianos y la rotunda victoria de las Navas
de Tolosa en 1212, tras la que el avance cristiano se hace imparable. 3) La Baja Edad Media
(siglos XIV y XV). No había quedado más que un reino musulmán, el reino nazarí de Granada,
declarado tributario de Castilla, hasta ser definitivamente sometido en 1492 tras una guerra y
la entrega por capitulación de Granada.
De forma paralela al fenómeno reconquistador asistimos también a un proceso repoblador que
implica tanto la llegada de nuevos moradores a las áreas reconquistadas como la organización
administrativa de los nuevos territorios. Dependiendo del número de efectivos demográficos
disponibles y de la peligrosidad del territorio a ocupar se distinguen 4 modelos demográficos
que se van sucediendo en el tiempo y en el espacio: Repoblación por presura o “aprisio” (VIII-
X); repoblación concejil (XI-XII) mediante “Fueros” y “Cartas Puebla”; repoblación por Órdenes
Militares (1ªmitad del siglo XIII) y Repoblación por Repartimientos (2ª mitad XIII) divididos en
donadíos y heredamientos.

2.5. LOS REINOS CRISTIANOS EN LA EDAD MEDIA: ORGANIZACIÓN POLÍTICA, RÉGIMEN SEÑORIAL Y SOCIEDAD ESTAMENTAL

A inicios del siglo XI los reinos cristianos se distribuían en tres grandes bloques políticos: el
reino de León, del que surgirá el de Castilla, y el reino de Pamplona, que bajo el reinado
Sancho III ejerció la hegemonía, al oeste, y los condados catalanes y aragoneses al este. Entre
los siglos XI y XIII la expansión territorial de la reconquista y las disputas entre los reinos
hicieron que esta organización política se modificara. Así, al finalizar el siglo XIII, los
territorios cristianos abarcaban ya toda la Península excepto el reino musulmán de Granada y
presentaban una división política que no cambiaría hasta los Reyes Católicos: la Corona de
Castilla (Castilla y León), la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares), el
reino de Portugal y el Reino de Navarra.
El modelo político era la monarquía feudal. El rey era el primero entre iguales (Primus inter
pares), con respecto a la alta nobleza. El rey actuaba con una concepción patrimonialista
repartiendo el territorio entre sus herederos o uniéndolos por matrimonio. Por ejemplo, a la
muerte del rey Sancho III de Navarra en 1035, su reino fue repartido entre sus hijos Fernando
I que se proclamó rey de Castilla y Ramiro I, rey de Aragón. Y en el siglo XII, se unieron
Aragón y Cataluña formando la Corona de Aragón y en el siglo XIII, de forma definitiva,
Castilla y León formando la Corona de Castilla.
El organismo más importante era la Curia Real, un consejo integrado por la alta nobleza y el
alto clero. A partir de 1188, a la nobleza y al clero se le unieron los representantes de las
ciudades, así nacieron las Cortes Medievales en el reino de León, convocadas por el rey y en
las que estaban representados los tres estamentos sociales, nobleza, clero y estado llano. Eran
consultivas y aprobaban los impuestos extraordinarios o subsidios.
El modelo de sociedad feudal se consolidó a lo largo de toda la Península con sus instituciones
típicas como los señoríos territoriales y jurisdiccionales. Lo fundamental era la percepción de
la renta de la tierra por parte del señor (desde el pago directo en especie, dinero o trabajo o
por gravamen de servicios de obligado uso: pontazgo, portazgo, bosques, ríos, molinos, etc).
Sólo las tierras de realengo quedaban liberadas de la presión señorial, aunque su señor es el
monarca. Durante los siglos XIV y XV la presión fue tan fuerte que los campesinos acabarían

rebelándose en numerosos movimientos de signo antiseñorial (“guerras irmandiñas” en
Galicia, “remensas” en Catañuña, “forans” en Mallorca...).
La sociedad medieval estaba articulada en torno a 3 estamentos: la nobleza y el clero
constituían los grupos privilegiados, mientras el estado llano estaba formado por el
campesinado y una incipiente burguesía de las ciudades. Los privilegiados basaban su poder
en la posesión de tierras, estaban exentos del pago de impuestos y sometidos a leyes
especiales. Los campesinos mantenían una situación heterogénea dependiendo de la zona
geográfica pero la gran mayoría tenía obligaciones hacia sus señores. Además también
encontramos minorías religiosas y étnicas marginadas: los judíos, mayoritariamente urbanos,
y los mudéjares que vivían en el campo.

2.6. ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LA CORONA DE CASTILLA, DE LA CORONA DE ARAGÓN Y DEL REINO DE NAVARRA AL FINAL DE LA EDAD MEDIA.

Durante los siglos XIV y XV asistimos a una pugna entre la nobleza y el monarca y, a la larga,
a un fortalecimiento de la autoridad real en Castilla a costa de la nobleza. En el proceso de
consolidación real surgen nuevas instituciones y otras se fortalecen: Las Cortes que reunían a
representantes de la nobleza, del clero y de las ciudades (tercer estado); eran convocadas por
el rey y, no tenían desempeño legislativo, su función principal era la aprobar el “servicio”. El
Consejo Real que era un órgano de carácter técnico, formado por representantes del clero,
nobleza y juristas, que asesoraba al rey en todo tipo de decisiones. La audiencia se creó como
un órgano supremo de justicia que dependía totalmente del monarca y con competencias en
todo el reino. Las Contadurías y nuevos impuestos como la alcabala contribuyeron a hacer
más eficaz la recaudación para la corona. A nivel local desaparecen los concejos abiertos y se
imponen las figuras del regidor y el corregidor.
La estructura política de la C. de Aragón difería de la castellana en dos aspectos esenciales: 1)
Era una confederación de territorios, cada uno de ellos con leyes e instituciones propias
(Cataluña, Aragón y Valencia) y 2) La relación entre gobernantes—el rey—y gobernados se
mantuvo dentro del concepto feudal del pacto entre el señor y sus vasallos Las instituciones
reflejan estas peculiaridades: los virreinatos: representantes del rey en territorios en los que
este no residía. Las cortes tenían función legislativa y ejercían, en cada reino, de contrapeso a
la autoridad del rey, de forma que lo que acordaban era un pacto entre la corona y las cortes.
Las diputaciones: Velaban por el cumplimiento de lo acordado en las Cortes. El Justicia de
Aragón: fue un cargo específicamente del Reino de Aragón para la defensa de sus fueros. Los
municipios en la Corona de Aragón, fueron cayendo progresivamente bajo el control de las
oligarquías urbanas.
El modelo político de Navarra era semejante al de Aragón. El Consejo Real actuaba como
órgano asesor del rey. Las Cortes tenían un importante papel legislativo y ante ellas debía
jurar el rey los Fueros del Reino. En el siglo XIV se crea la Diputación de los Tres Estados
cuya función principal era la de recaudar los subsidios aprobados por las Cortes. En cuanto a
la estructura municipal mantenían merindades y concejos semejantes a los castellanos.