Los versos se pueden clasificar atendiendo a su medida, esto es, el número de sílabas que tienen. 

Versos compuestos de arte mayor

Nos ocuparemos ahora de los versos compuestos de arte mayor, tan usado por el modernismo.

A partir de doce sílaba métricas, los versos son compuestos. Estan divididos por  una cesura interior o pausa fijada hacia su mitad, aunque puede haber más de una, hasta tres cesuras. La cesura impide la sinalefa. De esta forma el verso queda dividido en dos mitades. Si las dos dos mitades son iguales se denominan hemistiquios; si las dos dos mitades son desiguales se denominan heterostiquios. Cada mitad se mide de igual forma que si fueran versos enteros, aplicando las reglas de final de verso en cada uno de ellos:

• si acaba en palabra llana o grave, se quedan igual
• si acaba en palabra aguda se suma una sílaba más
• si acaba en palabra esdrújula se resta una sílaba menos

Haremos un pequeño repaso de los versos compuestos, que fueron muy utilizado por el modernismo. De hecho, todos los ejemplos proceden de este movimiento estético.

Verso alejandrino (7+7).

El verso compuesto más usado es el alejandrino. Generalmente se dice que tiene 14 sílabas. Para ser precisos deberíamos decir que tiene dos hemistiquios heptasilabos (7+7) con una fuerte cesura. Fue el verso característico del mester de clerecía, en los siglos XIII y XIV. Recibe su nombre de Alejandro Magno, personaje histórico sobre el que gira el Libro de Alexandre, que define en sus versos iniciales la  estrofa característica de este mester. 

Fue retomado por el modernismo, que hizo un buen uso del alejandrino en busca no solo de la antigüedad que aportaba su origen sino también por su constante búsqueda de mayor perfección formal o sonoridad. 

Si tomamos la Sonatina de Rubén Darío podemos ver cómo se aplican las reglas que hemos señalado más arriba:

Dodecasílabo.

También hizo fortuna el dodecasílabo, con dos versiones. En el tipo más común de dodecasílabo hay una cesura después de la sexta sílaba, (6+6) guardándose un perfecto isosilabismo.

Pero también es habitual el dodecasílabo de ritmo de seguidilla,  (7+5)  

Otros versos

Llegamos a verso incluso al octodecasílabo u octonario. 

Las audacias llegaron a versos con dos cesuras y tres hemistiquios, como se puede ver en este poema del poeta modernista canario Tomás Morales.