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Visor

Solucionario de la Prueba extraordinaria de Julio 2019

OPCIÓN A

Como soy una mujer optimista, no me queda más remedio que defender el pensamiento negativo. Antítesis, dialéctica, una alegría no tan loca, basada en la destrucción sistemática de los vídeos de bebés supergraciosos y del oficio de coach —lo escribo en inglés porque el oficio lo merece—. La resiliencia, entendida como capacidad de adaptación al cambio traumático, es un mantra del pensamiento dominante. Si no eres resiliente, eres una loca, una cascarrabias, una tocapelotas. La habilidad para superar crisis afectivas —muerte, desamor— se traslada a la medicina, la educación o el empleo, y convierte a cada individuo en alguien culpable: somos culpables de la crisis o de no haber luchado para vencer una enfermedad. De permanecer en el paro, porque se te nota en la cara que estás hasta los ovarios. Para explicar la resiliencia y su nube conceptual —flexibilidad, elasticidad, adaptabilidad, maleabilidad, disponibilidad para viajar, pluriempleo— se utiliza la metáfora de la forma del agua. Bruce Lee, actor- karateka, filósofo-publicista, muerto prematuro, sonríe: “Sé agua, amigo mío”. Porque el agua adopta la forma del cántaro que va a la fuente y no se rompe. Polimórfica e inalterable, llena cantimploras y botellas. Pero ¿qué pasa si la vasijita que contiene el agua resiliente es horrible? Si no me gusta la vasijita en la que vivo, el mandato de mi felicidad me obliga a romperla o a pegarle martillazos hasta que se adapte a mis necesidades. Sin embargo, se nos canta que la vasijita no se puede cambiar y, entonces, somos nosotras quienes debemos hacerlo. En esa imposibilidad de cambios estructurales se sitúa tal vez el olvido repentino de un impuesto a la banca. Ante lo inmutable, he de ser resiliente. Pero me resisto a la crisis como oportunidad y al adiestramiento de los corazones. Me quejo porque el cinturón me aprieta y porque miro más allá de mi cintura. Reivindico un impuesto a la banca y el fin del terrorismo energético. Y no. No voy a hacer más yoga. (Marta Sanz, “Optimista” en EL PAÍS, 8/10/2018)

 1.   Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas siguientes:

a)  enuncie el tema del texto (0,5 puntos)

     El tema es la rebelión individual frente a la resiliencia predominante en tiempos de crisis

 b)  detalle sus características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes (1,25 puntos)

     Vemos que el texto comienza con el uso de la 1ª p. singular, que identifica a la autora en tanto que mujer (soy,me). Desde esa subjetividad totalmente individualizada se pasa a la generalización a todas las mujeres a través de la 1ª persona plural (somos, nos), de la 2ª singular (eres, te) e incluso con la 1ª persona (Si no me gusta la vasijita en la que vivo) siempre con el mismo valor generalizador.  Se recupera al final del texto la 1ª singular  individualizadora (Me quejo, miro, reivindico, no voy) como responsable de la protesta ante la resiliencia que se exige de las mujeres hoy. Por ello, el tiempo más frecuente es el presente actual, aunque se podría señalar alguno gnómico (La resiliencia es un mantra…).

     De esta subjetividad dan clara muestra los adjetivos, casi todos ellos valorativos (optimista, traumático)  y de carácter irónico (bebés supergraciosos, con un superlativo muy coloquial). Estos coloquialismos son muy habituales en el texto, para facilitar la comunicación con el lector (cascarrabias, tocapelotas). La referencia humorística al mítico Bruce Lee está cargada totalmente de ironía, igual que el comentario entre guiones de la palabra “coach”. Mismo sentido tiene  “estás hasta los ovarios,” claramente definidor del género femenino, además de expresar el sentimiento de enfado de la autora. Enfado que va en aumento con la reiteración del uso irónico del diminutivo “vasijita” a la que está dispuesta “a pegarle martillazos”. Por el lado de la resiliencia, tenemos una enumeración con sustantivos abstractos de eufemismos definidos metafóricamente como “nube conceptual” (-flexibilidad, elasticidad…pluriempleo-)  o “a la crisis como oportunidad”. El uso de frases coloquiales aparece también de forma indirecta: “el cinturón me aprieta” tiene en cuenta la expresión “apretarse el cinturón” como muestra de la resiliencia femenina.

     Estas dos posturas enfrentadas por la autora, la resiliencia frente a la rebeldía, se manifiestan en el abundante uso de conectores  textuales adversativos (Pero, sin embargo…) así como subordinadas adverbiales impropias o lógicas, como condicionales y causales. Acaba también de forma concluyente y tajante, a la vez que humorística: Y no. No voy a hacer más yoga, que contrasta con los largos periodos de las oraciones anteriores. Además pone en evidencia todos los valores connotativos, negativos en este caso para la autora, que se acumulan en la palabra final, “yoga”(resiliencia, conformidad, sufrimiento soportado) pero que ya estaban presentes en todo el texto, como en “impuesto a la banca”, “terrorismo energético”, todos ellos “mantras del pensamiento dominante”.

     Las figuras literarias son numerosas. Podemos empezar con la paradoja de la primera línea o la enumeración de la segunda. Pero se acumulan en el desarrollo de la metáfora de Bruce Lee: Sé agua y todo el desarrollo posterior de la “vasijita”, ya sea “cantimplora o botella” que nos incita a revelarnos y soltarnos “el cinturón” ante el “adiestramiento de los corazones” (metáforas y metonimias)

 c)  indique qué tipo de texto es (0,25 puntos).

Es un texto periodístico de opinión. Podría ser una columna o el final de artículo de colaboración, por el sentido conclusivo que tiene el final del texto. Como modalidad textual, es claramente un texto argumentativo

 2. Redacte un resumen del contenido del texto. (1 punto)

          Un tema  recurrente en la actualidad es la resiliencia, es decir, afrontar las situaciones adversas desde una perspectiva optimista. Por ello, cuando una persona no tiene esta actitud, si se equivoca o no logra sus objetivos, se le responsabiliza por ello. Como decía Bruce Lee, hay que ser como el agua: adaptarnos a cualquier circunstancia, por adversa que sea, como el agua a su recipiente, porque el mundo no se pueden cambiar. Pero todo esto es una idiotez, lo que hay que hacer es rebelarse y protestar ante esas condicionamientos socioeconómicos y cambiarlos. 

 3. Elabore un texto argumentativo a favor o en contra de mostrarse optimista ante las situaciones adversas. (1,5 puntos)

 4.a.  Analice sintácticamente: Si no eres resiliente, eres una loca y una cascarrabias. (1,5 puntos)

 4.b  Indique a qué categoría gramatical o clase de palabras pertenece martillazo, analice su estructura morfológica y señale a qué proceso de formación de palabras responde. (1 punto)

            Martillazo es un sustantivo común, concreto, individual, contable, masculino y singular. Es una palabra derivada que se forma uniendo al lexema “martill-” y el morfema dependiente derivativo sufijo “azo”.

 OPCIÓN B

Corría 1861 cuando el protagonista de esta historia llegó a Jaca de la mano de su padre. Tenía diez años y era un niño travieso, díscolo, inquieto. Solo se tranquilizaba pintando. Quién sabe si en nuestros días lo hubieran calificado de hiperactivo. Su progenitor, médico de profesión, estaba harto de sus diabluras y decidió matricularlo en un colegio de los padres Escolapios que tenía fama de excelencia educativa en latín, al tiempo que lograban domar a los estudiantes más problemáticos. El padre animó al director del colegio a que fueran severos con su hijo y que le aplicaran sin contemplaciones los castigos que mereciera. El director del colegio se comprometió a hacerlo, e inmediatamente llamó al padre Jacinto. Antes de marcharse el padre también advirtió al director de que el niño no andaba bien de memoria y que le dejaran expresarse cuando le preguntaran la lección. “De concepto lo aprenderá todo; pero no le exijan ustedes las lecciones al pie de la letra”. En esto no le hicieron caso y los castigos y las humillaciones fueron continuas desde el primer día de clase. El niño se llevó mal con el latín, la filología y la gramática y peor con los padres Escolapios. Los castigos no eran efectivos y el padre Jacinto decidió un ayuno diario que el estómago del niño terminó también por asumir. Ante el fracaso de los frailes y asustados por el estado famélico con el que el niño regresó al pueblo en verano, sus padres decidieron que el siguiente curso el niño iría a un instituto de Huesca. Como castigo, el padre decidió que compaginaría sus estudios con un trabajo de aprendiz de barbero. El siguiente curso el niño no mejoró. Su padre lo volvió a castigar colocándolo de aprendiz de zapatero con un severo artesano que le hacía dormir en un desván lleno de ratas. Pasó un año entero hasta que le dio de nuevo la oportunidad de volver a los estudios. Con doce años el niño intentó cambiar de actitud y se aplicó en los estudios aun sin renunciar a sus viejas andanzas como el día en que se topó con una valla recién pintada y no pudo evitar hacer una caricatura de su profesor, con la mala suerte de que al maestro le gustaba pasear y se topó con el alumno y su obra. Finalmente, y a pesar de sus diabluras el niño se matriculó, con dos años de retraso respecto a sus compañeros de promoción, en la Facultad de Medicina de Zaragoza y en 1906 le concedieron el premio Nobel de Medicina. Se llamaba Santiago Ramón y Cajal. (Antonio Arráez, “La historia del mal estudiante que llegó a Premio Nobel” en PÚBLICO, 16/09/2013)

1.  Haga un comentario de texto del fragmento que se propone contestando a las preguntas siguientes:

a)  enuncie el tema del texto (0,5 puntos)

El fracaso escolar en las enseñanzas medias de Cajal frente al Nobel de su madurez.

 b)  detalle sus características lingüísticas y estilísticas más sobresalientes (1,25 puntos);

     El texto queda marcado por el año 1861, que nos sitúa en el pasado, con la presencia mayoritaria de verbos que se refieren a este tiempo  en pretérito imperfecto, para acciones imperfectivas (corría, tranquilizaba) y en pretérito perfecto simple para acciones perfectivas (llegó, decidió). Únicamente nos encontramos con un presente, que corresponde al tiempo del narrador (Quien sabe) aunque oculto tras la 1ªp. plural generalizadora del determinante posesivo nuestros (días), con un valor deíctico que nos indica la cercanía temporal. El tiempo pasado viene determinado también por la reiteración de marcas temporales, bien mediante sintagmas nominales o preposicionales (diez años, el siguiente curso, un año entero, con doce años, con dos años). Pero al final del texto da un salto temporal enorme, sin apenas explicación, hasta 1906, 45 años después de comenzado el cronómetro de la fecha inicial del texto. Para mayor contraste la oración se coordina copulativamente con su inicio de los estudios de Medicina: empezar medicina y ganar el Nobel fue todo uno. De este salto temporal procede el valor argumentativo del texto: el fracaso escolar de Cajal, como luego veremos, no le impidió ser un magnífico investigador.

     Si importante es el tiempo, también lo es el espacio. Nos sitúa claramente en Aragón, con la cita de los nombres propios donde transcurre la historia: Jaca, Huesca, Zaragoza.

     El fracaso escolar al que nos referíamos antes viene determinado por la reiteración de palabras del campo semántico de la educación y sobre todo por las connotaciones que acumulan palabra como diabluras, castigos, humillaciones. El carácter valorativo de los adjetivos incide en lo mismo: travieso, díscolo, inquieto, problemáticos, famélico, etc. Igualmente, sucede con las connotaciones sobre los bajos oficios con que le castiga sus padre, aprendiz de barbero y zapatero, de un severo artesano en un desván lleno de ratas.

     Tras el personaje del padre Jacinto se esconde una velada crítica a la enseñanza  excesivamente memorística de los Escolapios. Y  ello a pesar de la advertencia de su padre, en estilo directo, sobre la pobre memoria del niño, que no sobre su inteligencia, de la que su padre no dudaba, como le advirtió al director, en este caso recurriendo al estilo indirecto (que le dejaran expresarse cuando le preguntaran la lección). Las figura literarias se acumulan en el texto para llamar la atención de ello: la animalización con que debería ser tratado para “domarlo”, el paralelismo (Se llevó mal con el latín … y peor con los padres escolapios), la metonimia (el estómago del niño).

     Todo ello queda anulado con las connotaciones positivas del Nobel de Medicina y la propia mención del personaje principal, que descubrimos solo al final: Santiago Ramón y Cajal.

 c)  indique qué tipo de texto es (0,25 puntos).

     Es un texto de modalidad narrativa sobre la trayectoria académica de Ramón y Cajal que encierra una argumentación clara. Pertenece por ello al género periodístico de opinión, probablemente una columna o artículo de colaboración.

 2. Redacte un resumen del contenido del texto. (1 punto)

     Ramón y Cajal era un niño tal vez con TDH. A los diez años, su padre le metió en los Escolapios de Jaca para corregir su conducta, aunque advirtió que al niño se le daba mejor entender que memorizar, lo que le costó severos castigos. Ante el fracaso, lo cambio al Instituto  de Huesca a la vez que le puso de aprendiz de barbero y, al año siguiente, de zapatero. Finalmente, retomó sus estudios intentando cambiar de actitud, aunque no siempre lográndolo. Se matriculó en la Facultad de Medicina de Zaragoza con dos años de retraso y acabó recibiendo el Premio Nobel.

 3.  Elabore un texto argumentativo a favor o en contra de que los estudios superiores se elijan solo para conseguir un trabajo bien remunerado. (1,5 puntos)

 4.a.  Analice sintácticamente: Sus padres decidieron que el niño iría a un instituto de Huesca el curso siguiente. (1,5 puntos)

 

 4.b    Defina el concepto de sinonimia y proponga ejemplos de sinónimos de la palabra travieso. (1 punto)

     La sinonimia es la relación semántica entre dos o más palabras con distintos significantes pero con el mismo significado.  Algunos sinónimos de travieso, además de díscolo e inquieto, que figuran en el texto,  podrían ser revoltoso, enredador, juguetón, diablillo.