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Sólo dos hombres en la entrada de un café

Sólo dos hombres en la entrada de un café

(Se encuentra un hombre parado en la entrada de un café cuando sale otro para fumar. Cada uno a un lado de la puerta.)

Hombre 2. —Buenos días. (Busca la caja de tabaco.)

Hombre 1. —Dirá buenas tardes, caballero.

Hombre 2. —Pero aún es por la mañana. (Mira hacia arriba.)

Hombre 1. —Yo sólo miro el reloj, y si no lo tengo mal ya son... (Lo saca.) Más allá de las doce.

Hombre 2. —Todo el mundo sabe que, a la hora de la verdad, las mañanas duran al menos hasta la comida. (Ríe ligeramente.)

(El otro hombre le mira sin cambiar su expresión relajada.)

Hombre 1. —¿Trabaja?

Hombre 2. —Sí.

Hombre 1. —¿Y a qué hora come?

Hombre 2. —(Extrañado.) Hacia las 15:30.

Hombre 1. —¿Tiene hijos?

Hombre 2. —Sí.

Hombre 1. —¿Y a qué hora comen?

Hombre 2. —A las... 14:00.

Hombre 1. —¿Lo ve?

Hombre 2. —14:00, 15:00... No hay tanta diferencia.

Hombre 1. —¿Sabe la hora promedio en Reino Unido?

Hombre 2. —No me hará cambiar de opinión.

Hombre 1. —Bueno...

 

 

(El segundo hombre mira al cielo y suelta un resoplido.)

Hombre 2. —Qué faena...

Hombre 1. —¿Qué le sucede?

Hombre 2. —Seguro que llueve hoy y no me he traído el paraguas.

Hombre 1. —¿Cómo lo sabe? (Mira al cielo también.)

Hombre 2. —¿No ve esas las nubes? (Señala con la cabeza) Son de lluvia.

Hombre 1. —¿Nubes de lluvia? Señor...

Hombre 2. —¿No nota la humedad en el ambiente? Lloverá.

Hombre 1. —No tiene porqué.

Hombre 2. —¿Y por qué no?

Hombre 1. —¿Ha consultado el tiempo hoy?

(El contrario va a contestar pero es interrumpido.)

Hombre 1. —Claro que no. Si lo hubiera hecho y le hubieran dado lluvias, habría traído el paraguas. Y si no le hubieran dado lluvias, no se estaría preocupando por no haberlo traído.

Hombre 2. —¿A dónde quiere llegar?

Hombre 1. —No puede estar seguro de si va a llover o no por lo que ve... Y aunque hubiera consultado el tiempo, los meteorólogos fallan.

Hombre 2. —Es decir que, usted cree que no va a llover.

Hombre 1. —Yo no he dicho eso.

Hombre 2. —¿Entonces qué me está debatiendo?

Hombre 1. —Su forma de "saber" si lloverá o no.

Hombre 2. —Si el cielo está gris, las nubes son consistentes y huele a humedad, llueve.

Hombre 1. —Está usted muy seguro.

Hombre 2. —Está usted muy crítico.

Hombre 1. —Bueno...

 

 

(El segundo hombre procede a fumar el cigarro, mira a su acompañante en el lado contrario de la puerta.)

Hombre 2. —¿Quiere?

Hombre 1. —No, gracias.

Hombre 2. —¿De verdad?

Hombre 1. —No fumo.

(Lo saca del paquete y se lo pone entre los labios. De pronto, se da cuenta de que no lleva mechero. Busca por sus bolsillos inútilmente y mira por un momento a su acompañante. Acto seguido acude a preguntar a alguna persona que pasa por allí para saber si podrían prestárselo, pero sólo recibe negativas. Un tanto fastidiado, decide guardar el cigarrillo de nuevo.

Al rato de permanecer allí, se les acerca un hombre con sombrero preguntando por un mechero. El fumador dice que no mientras que el otro hombre, saca un mechero para aquel señor. Agradecido, lo utiliza un momento antes de devolvérselo y sigue su camino.

El segundo hombre mira atónito al primero.)

Hombre 2. —¿Tenía mechero?

Hombre 1. —¿No lo ve?

Hombre 2. —Pero... Si me ha dicho que no fuma.

Hombre 1. —Y usted ha decidido creerme.

Hombre 2. —¿Por qué iba a mentirme?

Hombre 1. —¿Y por qué no iba a hacerlo?

Hombre 2. —¿Entonces lo hace?

Hombre 1. —No.

Hombre 2. —¡Pero lleva mechero!

Hombre 1. —¿Y qué?

Hombre 2. —Que sólo los fumadores llevan mechero.

Hombre 1. —No, usted está asumiendo que es así.

Hombre 2. —¡Pero es evidente!

Hombre 1. —Tan evidente como el asegurar que lloverá sólo por ver nubes en el cielo.

Hombre 2. —Claro que sí.

Hombre 1. —¿Claro que sí? Ha dado por hecho que no llevaba mechero sólo porque le he dicho Hombre 1. —que no fumaba, pero mire, resulta que al final si tenía uno. Tal vez no llueva hoy.

Hombre 2. —Se sabe que no es lo usual.

Hombre 1. —Porque usted lo dice.

Hombre 2. —Entonces qué debería hacer según usted, ¿creer que lleva mechero o que no?

Hombre 1. —Simplemente no creer.

Hombre 2. —Eso no es posible. (Molesto.)

Hombre 1. —Bueno...

 

 

(El primer hombre observa al segundo, mirando hacia la calle un tanto ansioso.)

Hombre 1. —¿Espera a alguien?

Hombre 2. —Sí, a un amigo. ¿Por qué?

Hombre 1. —No sé… Lleva aquí fuera un buen rato.

Hombre 2. —Ah sí, a veces se retrasa un poco.

Hombre 1. —¿Un poco?

Hombre 2. —Llegará ahora.

(Ambos permanecen en silencio durante unos minutos hasta que el primer hombre vuelve a intervenir.)

Hombre 1. —¿Cuánto tiempo lleva esperando? Si no es indiscreción...

Hombre 2. —Unas... (Mira su reloj.) Dos horas y media.

Hombre 1. —(Sorprendido.) ¿Dos horas y media?

(El contrario asiente.)

Hombre 1. —¿Y está usted seguro de que va a venir?

Hombre 2. —Completamente.

Hombre 1. —¿No le preocupa? Si le llama tal vez pueda explicarle a qué se deba su retraso o... Ausencia

Hombre 2. —No lo necesito, sé que va a venir.

Hombre 1. —(Desconcertado.) ¿Por qué?

Hombre 2. —Es un buen amigo, no suele faltar.

Hombre 1. —¿Suele?

Hombre 2. —Sí.

Hombre 1. —Pero... ¿Habían quedado?

Hombre 2. —No hace falta. Es igual todas las semanas.

Hombre 1. —¿Y si le ha pasado algo?

Hombre 2. —Me avisará.

Hombre 1. —¿Y si no lo hace?

Hombre 2. —Lo hará.

Hombre 1. —¿Cómo lo sabe?

Hombre 2. —¿Por qué no iba a saberlo?

Hombre 1. —Bueno...

 

 

Hombre 2. —¿Se va? (Mira al contrario despegarse de la pared en la que estaba apoyado.)

Hombre 1. —(Asiente.) Entro a despedirme y me marcho.

Hombre 2. —¿A despedirse?

Hombre 1. —Tenía una reunión con compañeros.

Hombre 2. —Ah... Creí que no había entrado todavía.

Hombre 1. —Creyó mal de nuevo.

(El segundo hombre se queda en silencio y vuelve a centrar su atención en la calle. El contrario le mira pensativo.)

Hombre 1. —Tome. (Busca en el bolsillo de su pantalón y le extiende el mechero.)

Hombre 2. —¿El qué?

Hombre 1. —Quédeselo.

Hombre 2. —Pero es suyo.

Hombre 1. —Insisto. (Balancea la mano ligeramente.)

(El contrario lo coge y revisa su superficie. Lo enciende y apaga.)

Hombre 1. —¿Qué pasa?

Hombre 2. —¿No me va a decir nada?

Hombre 1. —¿Qué le voy a decir?

Hombre 2. —Si lo acepto podría cuestionarme porqué lo hago. Y si no lo acepto me preguntará porqué he tomado esa decisión igualmente.

Hombre 1. —(Ríe ante la repentina duda de su acompañante.) Esta vez no le voy a decir nada. Quédeselo. (Procede a entrar en el café.) Al final, los no fumadores no necesitamos mecheros, ¿no?

Hombre 2. —Así es, así es. (Sonríe.)

Hombre 1. —¡Y cuidado, no se vaya a mojar esperando aquí fuera!

Hombre 2. —(Ríe.) No lo haré.

Hombre 1. —¿Cómo está tan seguro? (Bromeando.)

Hombre 2. —¿Por qué no iba a estarlo?

Hombre 1. —(Ríe.) Buenas tardes.

Hombre 2. —Buenos días.

(El primer hombre desaparece en el interior del café mientras el segundo se enciende su tan esperado cigarrillo.)

B. 1º BTO B