Luces y sombras
Bajo el cielo relampagueante,
pasaban alegres las semanas;
sangre roja, brillante,
por mi brazo se derrama.
Cientos de mariposas volando,
proclamaron mi amnistía;
mil preguntas silbando,
en la oscuridad que me cobija.
Cobijo triste y melancólico,
de la soledad y su fantasía,
el amor, algo simbólico,
en lo que mi alma se abriga.
Mía la oscuridad es,
y una tenue luz afilada;
sí, fue sin querer,
volver a encontrar la nada.
Y perderme, junto a ella,
y todos mis yos juntos,
sufrir, cual alma en pena,
no abandonar nunca este mundo.
Y.