La gloria había llegado
Amigo, amante, amor
sienten los pájaros al cantar,
¡miedo, temor, horror!
Sintió Descartes al pensar
que, la realidad, no daba presencia,
que solo era ausencia
aquello que sabía,
y de significado carecía
aquello que desconocía.
Desafortunado era quien se enfrentaba a esto,
pues, de grandes cuestiones se trataba,
y siendo honesto,
al borde de la nada dudando de todo estaba.
Un genio maligno le atormentaba,
este, no salía y solo le mandó;
pobre de él que en la mayor miseria se hallaba
y, perdido en el mar más hondo se encontró,
aquél, del que solo las ideas le salvaban.
De repente, una bengala se alzó,
una esperanza había encontrado
al otro lado, una isla halló,
la respuesta ha alcanzado,
la tormenta se acabó.
“Pienso, luego existo” dijo alegrado
pues, después de la miseria
la gloria había llegado.
G. E. (1º BTO A)