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Visor

LA CUNA DE LA HUMANIDAD, VISITA AL MUSEO ARQUEOLÓGICO REGIONAL DE ALCALÁ DE HENARES

por alumnos de 1º de Bachillerato (Zajda Zagou e Isabel López de Mingo) y Concha Bravo

Día: 26 de marzo

Hora: 9 de la mañana.

Nuestro destino: Alcalá de Henares.

Estaba todo preparado. Cuadernos en mano y alguna que otra cámara fotográfica, nos disponíamos a recopilar la máxima información para luego realizar con satisfacción nuestro trabajo. Desde el cristal del autobús ya podíamos vislumbrar los primeros datos que nos hablaban del amplio pasado histórico de esta ciudad. Las paredes de la Facultad de Derecho están repletas de nombres de personajes célebres de diversos campos de la cultura y la ciencia que han pasado por las aulas de la Universidad complutense, bien como alumnos en unos casos, como profesores en otros. El objetivo principal de la excursión era visitar el museo arqueológico, el cual acogía piezas únicas de hace millones y millones de años sobre la evolución humana en la exposición “La cuna de la humanidad”. Y así hicimos, acompañados de una guía quien nos explicó la forma de vida de nuestros primeros antepasados y sus costumbres, y fuimos conscientes de la cantidad de datos científicos que se han extraído hasta la fecha de un tiempo que podría ser considerado como difícil de imaginar, pero que estaba allí ante nuestros ojos con una claridad asombrosa.

Tras este intenso paseo por tiempos remotos, dedicamos el resto de la mañana a visitar los puntos más característicos de Alcalá. Así pues, conducidos por la profesora de filosofía, Concha, nos encaminamos a “la casa museo de Miguel de Cervantes”. A la entrada de este edificio, sentados sobre un banco de piedra, nos encontramos a Don Quijote y Sancho Panza, y, por supuesto, no faltan las fotografías que lo atestiguan. En el interior del edificio, se reconstruye lo que tuvo que ser la casa del padre de Miguel de Cervantes, donde el escritor pasó sus primeros años, con antiquísimos objetos y elementos característicos de la época, además de varios manuscritos de sus obras.

Al salir de allí, pusimos rumbo a la Universidad, nuestra última visita aquella mañana. No quedaba muy lejos de donde nos encontrábamos y en el trayecto fuimos contemplando con mayor detalle la historia aprisionada en las calles y edificios de Alcalá, como las gárgolas que rematan los desagües y edificios antiguos convertidos en tiendas modernas pero que conservan su estructura. En la Universidad Cisneriana, hoy convertida en sede del Rectorado, paseamos por los tres patios que la atraviesan: el patio de Santo Tomás, el de los filósofos y el trilingüe, donde está el Paraninfo en el que cada año los Reyes entregan el Premio Cervantes de las letras españolas. En aquel espacio privilegiado y armónico, fue fácil imaginar las idas y venidas de estudiantes que se han venido sucediendo desde hace siglos. Sin duda, Alcalá de Henares es una ciudad que desprende el aroma único que solo tienen aquellos lugares que guardan miles de historias que contar.